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El dolor



Dolor. Todos sabemos lo que es, todos lo hemos experimentado. Ya sea físico, psíquico, emocional, es terrible. Parece precisamente que es lo peor de la vida y sin duda si tuviéramos que pedir un deseo para nosotros y la humanidad ese sería que acabase el dolor y sufrimiento ¿no?


Cuando desde un punto de vista esotérico o religioso se busca alguna explicación a eso que nos produce dolor las respuestas son vacías. Los primeros llegan a decir que el dolor es un “maestro” como si valiera la pena pasar lo que estamos pasando y nos causa dolor para “aprender a evolucionar”. Los segundos llegan a decir que es la “voluntad de Dios” como si Dios fuera un sádico que le gusta ver sufrir a su creación. Pero las preguntas del “porqué” son cuestiones que uno se plantea cuando está sano, cuando nada duele, cuando no hay sufrimiento. Si estamos ya dentro del dolor lo único que queremos es salir de él.


En una web como esta que lo que pretende es tratar de asuntos prácticos el escrito solo puede estar destinado a tratar de la segunda cuestión, es decir de salir del dolor. Y claro, a todos nos gustaría encontrar un “como” dejar el dolor, “cómo” salir, “cómo” superarlo. Pero ya se ha repetido varias ocasiones (en el escrito sobre el ego por ejemplo), que todo “como” es hijo de la mente, y ahora nos enfrentamos a algo, el dolor, que a pesar de tener su repercusión en el cuerpo físico, tiene una repercusión superior, de manera que desde la mente racional poco o nada se puede hacer.


Es por ello que no se va a hablar de “comos” pues probablemente no hayan, sino de principios para que el dolor no actúe, no arraigue y no crezca en nosotros. Lo que se persigue es llegar a establecer planteamientos con principios coherentes. Pero al igual que todo principio, es fácil de explicar pero no tanto de poner en práctica. Ahora bien, el ignorar estos principios tiene consecuencias dolorosas, por ello vale la pena lea con atención y recuerde su aplicación.


El dolor es la ausencia de gozo, eso está claro. Es tan fácil de entender como que lo caliente es lo contrario de lo frio. Pues si usted no quiere tener frio lo más normal es que esté en lugares calientes, con una estufa cerca, con calcetines de lana etc. De esta manera se puede vivir bien en Letonia por ejemplo, donde por cierto hace mucho frio. Pues de la misma manera para luchar contra el dolor hay que impulsar su contrario, el gozo interior, el gozo dentro de nosotros. Pocos, por no decir nadie, tiene una vida gozosa. Siempre hay algo por lo que no gozamos, porque falta dinero, porque falla una relación, porque no se tiene esto o aquello, etc., pero pocos son los que a su vida son capaces de darle como nota un 10. Tenemos, como mucho, momentos puntuales que llamamos “de felicidad”, pero eso es casi anecdótico y basamos esos momentos en cosas o situaciones externas. De manera que no tenemos felicidad real, tenemos momentos de euforia cuando las cosas van como queremos, se consiguen los logros propuestos y la vida nos sonrie. Pero la felicidad es un estado interior en la que sonreímos al día, tanto si llueve como si sale el sol.


Pero esta verdad evidente no parece ser de utilidad para aquel que está sufriendo, que tiene dolor. No es lo mismo dolor que sufrimiento, pero si lo es el principio a aplicar a ambos. ¿Qué hacer? ¿Qué principio aplicar dentro del dolor? Pues precisamente el gozo, el pensar o sentir lo que quiera pensar o sentir sin dejarse caer en el estado de dolor, pues si lo hacemos este crece. El dolor es como un fuego, hay que echarle agua, puede ser que no se apague inmediatamente o quizá nunca pero si no le ponemos agua el fuego se propagará y cada vez será mayor.


Hay que contar entonces con aquello que esté disponible, los recuerdos gozosos, la imaginación, los sueños, la fe etc. Si tiene uno problemas en la vista y no puede ver las series de televisión que escuche música clásica y sienta la emotividad de las notas de la orquesta. Si tienes una piedra en el riñón y estas en cama imagina lo que harás cuando mejores, o revive los partidos de tenis que jugaste etc. Hay que hacer lo que sea, pero no dejarse caer en el dolor y la prisión que representa.


En la religión judeo-cristiana hemos aceptado que el sufrimiento es parte de la vida pues el mismo Jesucristo sufrió en la cruz. Pero nos hemos olvidado que su entrega fue voluntaria por tener el gozo de su misión para la humanidad. Si no entendemos la idea de entrega gozosa (y generalmente no se entiende) no se puede entender a Jesucristo. No hay poder celestial de Luz que quiera que alguien sufra, pero si hay poderes de la oscuridad que se alimentan de la falta de gozo.


Dicho esto puede parecer fácil, y entenderlo también. Pero es preciso recordar la necesidad del gozo en nuestras vidas para que no nos llegue el dolor y si lo tenemos podamos recuperarnos. La ciencia frente al dolor propone pastillas, ejercicios físicos, tratamientos etc. pero lo que más va a beneficiar a la persona es el cambio de actitud. Porque la actitud no es una cuestión mental como puede parecer, sino que una vez está integrada en nosotros se convierte en base del Alma. Y el agradecimiento es la primera piedra de esta nueva actitud.


En el video sobre el "HO`OPONOPONO, LA LLAVE PARA SANAR TU ALMA" se habla de cuatro fases hacia la vida: “lo siento / perdóname / gracias / te amo”. La primera palabra indica que lo sentimos por todo aquello que hemos hecho para conducir a estar en esa situación, aunque no seamos conscientes. Una falta de disfrute, de goce (nos referimos a disfrute interno, no a borracheras etc, que no son más que caminos de salirse de la vida por personas que precisamente gozan poco de la vida) ya es por si mismo un origen de dolor, pues con ese “lo siento” reconocemos la situación. “Perdóname” es reconocer nuestra humildad ante la vida y solicitar seamos repuestos en nuestro estado. “Agradecer” es siempre preciso en todo y para todo. Y por último el “te amo” reconoce la disposición a ese goce interior que es el antídoto del dolor, pues el gozo es el amor a la vida.


Puede que piense que esto soy cosas mías, de manera que voy a reforzarlo con unas palabras de un místico, que dicen:

Esforzaos para no ceder nunca ante el mal, sea cual fuere la forma bajo la que se presente.


Nunca aceptéis que un dolor o una minusvalía física os quite el placer de vivir.

Esto es difícil, evidentemente, pero aunque estéis perdiendo la vista o el oído, aunque tengáis un miembro paralizado, tomad conciencia de todas las facultades, de todas las posibilidades que todavía tenéis, y gracias a las cuales podéis seguir actuando, aprendiendo, perfeccionándoos.

Y os quedan, sobre todo, el pensamiento y el sentimiento que son los verdaderos poderes.

Recurrid a ellos, porque cultivando pensamientos justos y sentimientos generosos, crearéis en vosotros disposiciones benéficas que contribuirán incluso a mejorar vuestro estado físico.

El mal toma a menudo las proporciones que nosotros le damos y resignándonos, dejándonos llevar por el desánimo, lo reforzamos.


Mikhael Aivanhov

Y este autor es tan bueno y conveniente de leer que les adjunto, por si quieren descargarse, uno de sus libros. Es breve, pero tremendamente interesante. Puede obtenerlo en formato pdf clicando sobre el título que es El deber de ser feliz o si lo preifere ya en formato para libro digital está la versión en epub clicando sobre esas líneas


Son pocas páginas y valen la pena.


Deseando que tengamos todo el goce de la vida para eliminar el dolor, que la Fuerza nos acompañe,



Juan Pedro

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