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Elemento aire en tu creación



Si el fuego ha sido el iniciador del proceso con el impulso de la idea de aquello que queremos, este fuego debe ser animado por el aire que le da fuerza. Si esto sucede a nivel físico también debe suceder en aquella realidad a crear por nosotros. Y la manifestación de este elemento aire en nuestra creación es, precisamente, la palabra.


Podría parecer que lo único que hace la palabra es definir la idea de lo que queremos pero no es sólo eso, es mucho más.


La magia, desde siempre, se basa precisamente en el uso de “palabras mágicas” y todo el proceso de creación se basa en ella. Veamos unos ejemplos para que no piense que se me va la cabeza.


En el Evangelio de San Juan (1,1) podemos leer “en el principio era el Verbo” ( es decir la Palabra más importante, que es el verbo).


Otro ejemplo. En el Génesis 1.3 se nos dice: “Y dijo Dios: hágase la luz” , pero ¿a quien lo dijo? ¿es que había una secretaria tomando nota? ¿Por qué tenía que decirlo usando una palabra si estaba solo? Se expresa la Biblia de esa manera para indicar que todo empieza por la palabra.


Los milagros se expresan también por medio de la palabra. Por ejemplo cuando Jesucristo cura a un paralítico dice eso de “levante y anda” es decir no pone las manos ni hace rituales, da la orden con la palabra y entonces se cumple.


A los esenios, sección judía en los tiempos de J.C., se les atribuía el poder sanador de su palabra. Esa facultad se conocía como “Davar”, tener “davar era así tener palabra creadora. Y aunque parezca un juego para niños la palabra mágica por excelencia, esa de abracadabra, viene de la raíz hebrea Aberah Ke Dabar que significa “iré creando conforme hable” . Fíjese que aquí no se dice nada del tipo; “pondré un nombre a mi creación”, sino que supone que el hecho de hablar, de utilizar la palabra, es condición necesaria para la creación. De modo que más que en ninguna otra parte aquí la llave del componente mágico, ayuda extra para nuestra creación, reside en este elemento aire y en su manifestación de la palabra.


Por medio de la palabra “decimos” al universo qué es lo que queremos, si no se expresa no obtendremos nada.


Si toma en un taxi tendrá que decirle donde quiere ir ¿no? Pues con el universo sucede algo parecido, hay que indicar con palabras, qué es lo que se quiere, sino no se podrá obtener ayuda.


Con la palabra ordenamos en un doble sentido, en el sentido de poner en orden nuestro deseo que queremos lograr, y ordenamos, en el sentido de dar una orden al universo, para que nos ayude en nuestro logro.


Y ¿cómo dar fuerza para que nuestra palabra sea “Davar”, es decir sea creadora?


Primero concretando en palabras nuestro deseo y manifestándolo físicamente, es decir en voz alta, cuantas mas veces mejor, en especial al levantarnos y acostarnos.. Recomendamos hacerlo a solas para que no nos tomen por locos pero hay que decir lo que se quiere.


Luego la segunda parte es concretar bien que palabras usamos. Por ejemplo si usted dice “quiero un trabajo nuevo pues estoy harto del que tengo” es posible que pierda el trabajo y luego acabe en otro ganando menos. Su deseo se habrá cumplido exactamente como lo pidió pero seguramente la nueva situación no le guste demasiado pues gana menos. Es decir hay que pedir, pero hay que saber pedir.


Y tercero, para que nuestra palabra sea creadora evidentemente debe ser “valiosa” a los ojos de a quien se la dirigimos, es decir para el Universo. Para ello es importantísimo ser un hombre de palabra, cumplir todo aquello que se dice y nunca, nunca mentir.


¿Qué pasa entonces con aquellas circunstancias en las que se dice eso de “mentiras piadosas” para no ofender al otro? Pues hay que dar la vuelta a la situación para que la otra parte no se ofenda pero a la vez no se diga mentira. Por ejemplo, supongamos que una mujer (pongo ejemplos desde el punto de vista de hombre porque yo lo soy) un buen día a su mujer le da por cortarse su larga cabellera lisa y negra y le pregunta eso de: “¿te gusta como me queda?” El hombre en realidad piensa “¡Dios mío, que se ha hecho!” Evidentemente si le dice que le gusta está mintiendo pero si le dice que no le gusta causará daño a su pareja, de manera que parece no haber una respuesta adecuada. Siempre en estas situaciones en las que parece no adecuado ni hacer esto ni hacer lo contrario (esto en el hinduismo se llama “neti – neti”) hay que buscar una salida fuera de la situación. Y en nuestro caso la solución sería responderle con un - “tú siempre me gustas” – De esta manera ni se la ofende ni se miente.


En resumen: la palabra debe estar presente en todo nuestro proceso creativo de la misma manera que el aire (oxigeno) debe estar presente en todo lo que tenga vida.





Que la Fuerza le acompañe



Juan Pedro


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