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Posesiones, contaminación y pureza 1/2



Muchas personas, al menos las de mi generación, cuando se habla de tema de posesiones diabólicas y esas cosas les viene a la cabeza la película “el exorcista” , de la niña a la que le da vueltas la cabeza y todo eso, pero de lo que se va a hablar ahora no es de eso, es de algo … … mucho peor, ya que se trata de algo mucho más extendido e ignorado.


Vamos, para explicar en que consiste una “posesión”, a introducir un concepto básico: Tomemos el caso del “señor X”. Evidentemente el Sr. X tiene un cuerpo y claro ese cuerpo es dirigido por el mismo. Podemos decir que existe una “entidad Sr. X” que es quien dirige el actuar, pensar y sentir de ese cuerpo. Vaya que el Sr X. es más que un cuerpo, hay algo en él, llámele Alma si lo prefiere, que es propio de esa persona. Es decir el Sr. X es, en sentido amplio, la entidad X que dirige el cuerpo X. O inaginesese que el cuerpo físico es un coche y que la entidad es el conductor que lo dirige. El coche irá donde el conductor quiera ¿no? Pues algo igual sucede en la relación de la entidad Sr X con el cuerpo del Sr. X. Hasta aquí espero esté claro.


Sucede en ocasiones que un mismo cuerpo es dirigido por dos entidades, vaya es como si en el coche de nuestro ejemplo hubieran dos conductores. Si ambos conductores están de acuerdo de adonde quieren ir entonces no hay problema, el problema aparece cuando cada conductor quiere ir a un sitio diferente. En la psicología moderna existen personas que se diagnostican con la palabra “bipolares” que se caracterizan por tener actitudes totalmente contrarias. Aunque la ciencia no lo reconozca eso es debido a que se trata de un mismo cuerpo que es dirigido por dos entidades distintas. Cuando toma el mando la parte de la personalidad A, es decir una entidad A, esa persona actúa de una manera, cuando aparece la personalidad B, es decir la otra entidad B que está en ese cuerpo, hace cosas totalmente contrarias. Sería como si en el ejemplo de nuestro coche (cuerpo) con dos conductores (dos entidades) a veces tomase el volante uno de los ocupantes y a veces el otro. El fenómeno de la bipolaridad no es que una misma persona reacciona de una manera y luego de otra, lo que sucede es que en el mismo cuerpo hay dos voluntades, reflejo de las dos entidades que hay en el mismo


Pues bien, “posesión” es toda intromisión en el cuerpo del Sr. X de una entidad diferente a eso que hemos llamado “entidad Sr. X”. El caso anterior de bipolaridad sería un tipo de posesión.


Pureza sería aquel estado en el que la entidad del cuerpo está libre de posesión alguna, es decir “puro” es el que no está “contaminado” por otra entidad.


Hasta aquí puede parecer que posesiones hay pocas salvo el caso de los bipolares citados, pero no es así. Todos, incluyéndome por supuesto, estamos “poseídos” ,en los casos extremos, o contaminados, en los casos más habituales, por otras entidades diferentes a lo que nosotros somos.


Veamos los casos extremos y luego iremos suavizando el tema.


Un alcohólico está poseído por la “entidad alcohol”. Si el Sr. X de nuestro ejemplo fuera alcohólico sabría perfectamente que no debe beber, que no es bueno para su cuerpo, y sin embargo bebe. ¿Por qué? Pues por esa entidad que tiene asociada a su cuerpo que le lleva hacerlo.


Lo mismo cabe decir de todo lo que llamamos vicios.


Generalmente a las posesiones se les asigna el complemento de “posesiones diabólicas” porque precisamente la palabra diablo quiere decir eso que generan las posesiones, es decir: división. Diablo viene de dividir y todo aquello que nos divide entre nuestra esencia y otra cosa, es un diablo.


Si este sería un extremo podemos decir que actuando de la misma manera pero en grado no tan destructivo están las “contaminaciones” que nos alejan de la Pureza que somos.


El fumador quiere dejar el tabaco pero no puede, ha sido contaminado, ya no es puro, pues lleva la entidad tabaco dentro de su cuerpo. Todo aquello que me lleva a hacer algo diferente a lo que quiero es diabólico o contaminante, si quiere usar un término más suave. Es decir es impuro, pues ya no soy yo mismo.


Y claro, leído así puede parecer que nos referimos a casos de vicios extremos, pero no, la situación se produce a todo nivel. El niño que llega a casa y antes de saludar a sus padres conecta la video consola tiene una contaminación de entidad dentro de sí y el problema es que cuanto mas contaminación tenemos más fácil es que estas crezcan hasta llegar a casos graves y entonces ya no valdrían eufemismos y tendríamos que hablar de posesión. Y todos tenemos esas contaminaciones diabólicas que nos dividen. Debemos pues en primer lugar darnos cuenta de ello.


Hay un principio muy importante a tener en cuenta. Todo lo diabólico es astuto y la primera astucia que tienen esas posesiones es negar su existencia. Lo primero que uno tiende a pensar cuando está “contaminado”, es negarlo, no reconocerlo. Vamos a casos extremos: el drogadicto dice que él controla su cuerpo, que cuando quiera deja la droga; el borracho nunca se reconoce como tal, dice que le gusta beber para pasárselo bien, y hasta el niño contaminado por a la consola dice que no es nada malo pasarse jugando con el ímpetu con que lo hace, aunque eso le domine su voluntad. Todo antes que reconocer la verdad. Y es que la entidad que nos divide, es decir la entidad diabólica en el caso extremo o contaminante en el caso “Light”, sigue un principio que nunca hay que olvidar que nos dice que “el enemigo invisible es invencible” por ello siempre se negará su existencia. Incluso es muy posible que muchos lectores piensen que estos casos son lejanos a su vida ya que él no es ni drogadicto, ni alcohólico ni nada parecido y que él controla su voluntad totalmente, pero si fuera cierto siempre se haría lo correcto y sin dudar y no creo haya nadie así. Por supuesto que en grados de Pureza hay diferentes niveles (ser Puro es no estar contaminado) pero puro al 100 % … entre los humanos adultos, nadie.


Cuando San Pablo dice en Romanos 7, 17-20 eso de:


17 De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. 18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.


Lo que nos está diciendo es que está dividido entre el bien que quiere (es decir lo que realmente quiere la entidad San Pablo) y el pecado (es decir la otra entidad que está en el cuerpo de San Pablo, en su carne como nos dice) que no quiere pero está en él.


Y si esto le pasa a San Pablo … … ¿qué no me va a pasar a mi?


Todos en mayor o menos grado, todos tenemos divisiones en nuestras vidas, entidades que nos hacen diferentes a la realidad que somos. Por poner un ejemplo, en la actualidad hay una entidad “diabólica”, por la fuerza que tiene merece le demos ese nombre, que origina la crisis económica: nos estamos refiriendo a la entidad “miedo”. El vendedor de neveras no compra un coche porque tiene miedo que si pasa algo al euro se quede sin dinero, el fabricante de coches despide a la gente porque tiene miedo los costes sean muy altos pues vende poco; los trabajadores no compran neveras porque tienen miedo de perder sus empleos … así hasta el infinito. Si no hubiera miedo, si fuéramos “Puros” todos, la crisis desaparecería en un santiamén. Pero no, estamos poseídos por el miedo. No es cuestión de hablar de economía pero precisamente el tema del rescate a los bancos en España lo que intenta es que desaparezca (o se reduzca) el miedo. Ello demuestra que la solución va por ese camino.


Si damos un vistazo a la etimología de las palabras, la palabra “Satán” significa aquello que debemos vencer. Entonces la primera pregunta a formular es ¿Cuál es el Satán que tiene usted y que debe vencer? Y no hace falta busque vicios grandes, mire lo más cercano que le separa, le divide, entre eso que es y eso que quiere ser. Lo que quiere ser es su grado de pureza, lo que no le deja ser y le desvía del camino de su Alma es la contaminación de otra entidad, que no es usted. Volvamos al ejemplo anterior, si usted quiere ser libre de una situación personal pero tiene miedo a que suceda esto o aquello, su Satán, su divisor, su contaminante, se llama “miedo”


Y llegados a este punto hemos de tratar forzosamente el quizá mas grande mal entendido que existe entre las religiones. El Corán habla de la guerra Santa, de la lucha contra el infiel, si. Pero no hay que entender esa lucha contra algo externo, contra nuestro vecino que no piensa como nosotros, sino que esa lucha está en nosotros mismos. Guerra Santa es la que debe hacer el drogadicto frente a la droga, el alcohólico frente al alcohol, para que su ser sea Santo y Puro. No hay que matar a nadie, hay que eliminar aquello que hay en mi y que no quiero que esté porque no soy yo. Esa es la verdadera Guerra Santa, una guerra interior.


Como siempre entender las Escrituras Sagradas, ya sea la Biblia el Coran o las Upanishads como una crónica periodística lleva a los mayores errores y estupideces, de las que por otra parte se alimentan las entidades del mal.


Y lo mas divertido de los Textos Sagrados es que el mismo mensaje se encuentra en todos los sitios, eso si, siempre que no vea los Evangelios como una novela histórica, si lo hace así pierde el tiempo. Así tenemos el caso cuando Jesucristo echa a los mercaderes del templo que vemos en Juan 2,13-22 en que dice:


13 Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, 14 y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. 15 Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; 16 y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado.


Lo que nos está diciendo no es que Jesucristo se hubiera vuelto un superman y se liase a bastonazos con los mercaderes, sino que el “templo” es la esencia del hombre, y esos “mercaderes” representan todo lo que entra en esa esencia, lo propio del “mercado” y no corresponde que esté en el templo.


Y aquí nos deja un ejemplo claro sobre cómo solucionar el asunto, Es decir de cómo liberarse de una posesión: a bastonazos. Con aquello que nos divide, que nos frena, que posee control sobre nosotros … no se puede negociar, hay que ser implacable.


Un alcohólico rehabilitado nunca vuelve a probar ni una gota de alcohol, nunca, pues si da la oportunidad a que una gota de alcohol entre en su cuerpo, la entidad alcohol volverá a contaminarlo.


Quien intenta negociar con un vicio, sucumbe a él


Ser puro, ser iluminado, es no estar contaminado, ser la esencia de Amor humana que hay en nosotros, y en realidad esa y sólo esa es la finalidad de nuestra vida.


Hablar de entidades contaminantes es un tema amplio de manera que para no cansar al lector lo dejamos para otro espacio, pero de momento ya tenemos trabajo en determinar, en desenmascarar qué es lo que contamina mi vida y a partir de aquí podremos proceder a Purificarnos.


… … continuará en Posesiones, conraminacion y pureza 2/2



Que la Fuerza le acompañe,



Juan Pedro

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