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Principio de correspondencia


Vamos ahora con el segundo principio hermético, que generalmente se presenta con la expresión:


- Cómo es arriba es abajo
- Cómo es abajo es arriba.


Esto viene a ser una especie de versión egipcia de lo que nos dice el Génesis con eso de: “Dios creo al hombre a su imagen y semejanza” que traducido en este caso sería el mundo de arriba creó al mundo de abajo a su imagen y semejanza.


Vaya que se pretende mostrar un paralelismo entre los mundos espirituales y el mundo terrenal. Pero esta idea hay que matizarla para poderla entender y lo que es más importante: aplicar.


Empecemos por la primera frase: “como es arriba es abajo”


Sobre esta similitud entre los dos mundos o niveles ya se habló un poco en el punto El evangelio de Maria Magdalena . De modo que vamos a repetir de nuevo el razonamiento.


Para Hermes Trsimegistro, igual que luego creerán los platónicos y los gnosticos, el mundo en que vivimos es un reflejo de un mundo superior, vaya que el mundo terrenal es reflejo del mundo espiritual (mundo de las ideas para Platón).


Pero los hombres en su actuar, debido al poder creador que tienen (a imagen y semejanza de Dios pueden crear) son capaces de crear un “algo” diferente al patrón espiritual del que procede todo, es decir que adulteran la realidad divina en la tierra. Ese adulterio sería lo que para los gnósticos es el pecado y los Egipcios llamaban “impuro”.


Vamos a poner un ejemplo para no perdernos en filosofía poco práctica. Supongamos a un grupo de personas que le gusta el canto. Evidentemente podríamos suponer que esa realidad de la armonía musical en la tierra puede ser reflejo del mundo divino o mundo de las ideas en lenguaje de Platón. Además a menudo a los ángeles se les puede ver representados con instrumentos musicales, por lo que parecería que los dos planos se asemejan. Hasta aquí estupendo. Ahora bien, si hay varios grupos que cantan es muy posible que en la realidad humana aparezcan celos, rencores, envidias, criticas, etc. Todo eso NO tiene su reflejo en el mundo divino o de las ideas, todo eso es creación del hombre que “adultera” el mundo del que es reflejo, como definen los gnósticos o que comete actos impuros que se decía en el antiguo Egipto.


Esto tiene una aplicación práctica (por algo esta web se llama espiritualidad práctica) importante, porque dota, tanto a los egipcios de aquellos tiempos como al hombre moderno de nuestros días, de un código interno para regirnos en la vida.


Todo aquello que hacemos, sentimos, o pensamos ¿tiene cabida en el mundo superior? Si es así vamos bien, sino estamos en la dirección equivocada, no porque un orden superior nos lo imponga, no porque haya un bien / mal absoluto , sino porque supone un esfuerzo inútil


En el caso antes citado de las envidias que puede generar un acto tan puro como la música, las mismas, esos odios, son una pérdida de energía, un absurdo, un mal para nuestra vida, e igual razonamiento es aplicable a todo lo que veamos que no tiene cabida en el mundo superior.


Y ello es aplicable no solo a nuestras acciones o emociones, sino también a nuestros pensamientos. Si estos no tienen cabida en el mundo espiritual, entonces mejor no tenerlos dentro de nosotros pues nada bueno nos traerán.


Esta filosofía es la misma que se esconde en el pensamiento de los primeros cristianos que basaban su conducta en actuar como “althus Cristus” es decir como si el propio Cristo estuviera en nuestra situación.


Vayamos de nuevo a temas prácticos. Dejando aparte comportamientos demasiados claros como son el hacer daño a los demás, odiarles etc, bajo esta perspectiva ¿tiene algún sentido preocuparse por algo? Aplicando nuestro patrón ello supone preguntarse: ¿existe el miedo y temor en los Cielos, o en el plano espiritual? Respuesta: no, en consecuencia no lo tengamos en la tierra pues, por el principio del mentalismo antes explicado, cuanto más los tengamos más aparecerán en nuestras vidas.


¿Se imagina como sería el mundo si viviéramos sin miedo? Porque en el fondo todos nuestros problemas tienen al miedo como causa. Queremos dinero porque tememos la escasez; odiamos a los de fuera porque tememos que nos tomen lo nuestro; somos celosos porque nos aterra no ser querido; criticamos a los demás porque tememos sean mejores que nosotros; y lo más importante: tememos la enfermedad y la muerte porque no nos damos cuenta de nuestro ser divino.


En resumen: la primera parte del axioma, eso de cómo es arriba es abajo ya está hecho, depende de nosotros se cumpla el segundo. Y ahora veremos esta segunda parte del axioma: “como es abajo es arriba”.


Los egipcios, y no hay que olvidar el momento en que aparecen las enseñanzas que se comentan, daban muchísima importancia a la muerte, de hecho la veían como la finalididad (que no es lo mismo que el fin) de la vida Pues bien, el paso de la vida material a los diferentes mundos superiores, está en función del cumplimiento de lo que se haya hecho y el mundo en el que entrará el ahora difunto será igual al que él mismo ha creado en su paso por la tierra.


No se trata de un premio / castigo, se trata de una consecuencia lógica. Quien ha vivido odio en la tierra, cuando deje esta se encontrará con un reino de odio en el otro plano y quien ha vivido el amor se encontrara con un mundo amoroso.


Si antes hemos dicho que es el plano de “arriba” el que crea la realidad del plano de “abajo” ahora viene a suceder lo contrario y es nuestra vida en la tierra la que crea nuestro “cielo / infierno”. Y llegado a este punto sí que es exacta, sin matización la frase de “como es abajo es arriba”


Seguramente el gran Platón tuvo conocimiento del libro de Hermes Trismegistro y lo expresó mejor que yo cuando dijo:


El alma que ha pasado su vida pura y comedidamente
alcanza como compañeros de viaje y guías a los dioses,
y habita en el lugar que merece.


En resumen: ahora, aplicando estos principios, tenemos un código de actuación para estar mejor y una guía de dirección para saber donde vamos cuando ya no estemos en nuestro cuerpo.




Que la Fuerza le acompañe,



Juan Pedro.


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