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El porqué del ayuno



En muchas creencias nos encontramos que en un determinado momento del año se establece un periodo de ayuno. Para los católicos, además de la prohibición de comer carne los viernes de cuaresma, está la del ayuno de viernes santo; para los musulmanes el ayuno se produce mientras el sol luzca durante todo el mes del Ramadán; los budistas practican el ayuno durante el mes de Ska Dawa y así en muchas creencias. Pero estamos en un momento en que no hay que practicar o hacer las cosas por un simple acto de fe, hay que entender a qué se deben, como funcionan y que aportan.


Todo ayuno supone un sacrificio, de manera que lo primero será ver qué es un sacrificio. El sacrificio supone una entrega del plano material de nuestras vidas al plano espiritual con la finalidad que dicha entrega sea recompensada. Tanto para fines nobles como para los malvados el sacrificio supone dar para recibir de otro plano, ya se llamen dioses, espíritus de la naturaleza, antepasados etc. La magia siempre ofrece sacrificios y en función de sus fines estos serán de un tipo o de otro. Ahora bien hay que distinguir diferentes consideraciones en función de a que plano espiritual se dirige ese sacrificio: si es al plano de Luz o al de oscuridad. Los sacrificios cruentos, los holocaustos e inmolaciones humanas nunca pueden tener como destino la comunicación con planos elevados sino más bien con los bajos astrales y similares. Pero como hablar de esas entidades no me interesa lo más mínimo nos centraremos en aquellos sacrificios que se dirigen al plano divino, a la Luz, a la Fuerza, al bien, o al nombre que usted prefiera darle.


Un sacrificio, una atención a la divinidad como es encender una vela y orar frente a ella, es una entrega sin posibilidad de establecer contraprestación concreta por la parte espiritual. Es decir si usted pide bienestar para usted y su familia y se cree que ese bienestar llegará en forma de acertar la lotería, no espere que por mas sacrificios o velas que ponga algo sucederá pues usted lo que quiere hacer es “obligar” a los planos superiores para que le obedezcan y eso no funciona así. La entrega y el sacrificio deben ser sinceros, sin imponer, desde la fe y la seguridad que los poderes espirituales nos escuchan y actúan en consecuencia con lo que precisamos, pero siempre dejando la última palabra al plano espiritual y no a la mentalidad racional humana.


Todo sacrificio tiene límites. Llegar a extremos que pongan en peligro nuestra vida, como la auto inmolación no es aceptable pues es ir a favor de la destrucción que en este caso es destruir nuestra propia vida o dicho en otras palabras es ir contra la Divinidad pues una parte de esta se expresa en la forma de nuestro cuerpo vivo.


Pero centremos más en el ayuno. Ayunar es una forma de sacrificio, de entrega de parte de nuestra realidad material, de la atención a nuestro cuerpo mediante la ingestión de alimentos, para ofrecerlos a la Divinidad. Es por ello que se ayuna en periodos o fechas concretas según sea la creencia seguida. Ayunar, dicen todas las religiones, es una fuente de purificación ya que nuestro sacrificio será recompensado y la palabra standard que se utiliza para indicar la influencia del plano espiritual en nosotros es la de “purificación”. El santo cristiano, el bodhisattva budista, son puros de manera que ser purificado es entrar en contacto divino.


Pero si no le convencen las afirmaciones anteriores tenemos un enfoque más “científico”. Cuando ayunamos, aparte de los efectos beneficiosos para nuestro cuerpo que cualquier médico le puede corroborar, estamos creando en nosotros mismos un “vacío” y si no nos gusta lo que somos, el primer punto para el cambio, para permitir que algo nuevo entre en nosotros, es crear un vacio ya que sólo lo vacío puede ser llenado. Según la moderna física cuántica el vacío encierra un grandísimo poder e incluso lo relacionan con la creación del universo pero bueno, como eso de la física cuántica no lo entiende casi nadie para hablar de la fuerza del vacio podemos pensar en la historia de los hemisferios de Magdeburgo que a continuación explico:.


En 1654 Otto Von Guericke en la ciudad de Magdeburgo y delante del rey hizo el siguiente experimento: unió dos simples hemisferios metálicos. Por supuesto cualquier hombre medianamente fuerte era capaz de separar esos dos trozos, lo curioso fue lo que pasó cuando extrajo el aire que había entre esos hemisferios. Nadie, ni siquiera 16 caballos tirando 8 por cada lado, fue capaz de conseguir esa separación. Pero basta poner aire, es decir llenar el vacio, para que sea fácil realizar esa separación. En resumen y fuera de explicaciones físicas a este caso, tenemos que el vacio encierra un gran poder y al ayunar creamos en nosotros ese vacio que podrá ser llenado de algo diferente a lo que hay.


Por último hay que hacer una distinción entre sacrificio y sufrimiento que a menudo se confunden. Sacrificio es una entrega al plano espiritual y como toda entrega debe ser gozosa y no forzada. Cuando es forzada entonces sufrimos. La diferencia entre sufrir o no en el acto, en la entrega que realizamos, depende del grado de Amor que ponemos en ello. Por ejemplo la madre Teresa de Calcuta se sacrificaba por los leprosos a los que cuidaba, entregó su vida a ellos, pero tal entrega no le era un sufrimiento pues ella amaba a esos enfermos y su grado de amor hacia del sacrificio una entrega gozosa y no una vida de sufrimiento. La pasión del propio Jesucristo fue una entrega de Amor no un sufrimiento como las mentalidades barrocas nos presentan. En consecuencia si el sacrificio se asocia con sufrimiento es porque no hay Amor suficiente en nuestra acción.


De cara a ser prácticos la pregunta final a formularnos es ¿es efectivo el ayuno? Lo será o no en función de nuestra convicción de lo que ofrecemos y de nuestra fe interior en el acto pero no por motivos sociales o imperativos religiosos que en el fondo no se comprenden o comparten. Entonces, en este caso, el sacrificio nos causa dolor y sufrimiento y esto último, el sufrir, es una causa externa que no nos ayuda en nada en la evolución como seres espirituales que somos por más que nos quieran vender ciertas escuelas que la vida es un valle de lágrimas o una realidad de sufrimiento..




Que la Fuerza le acompañe,



Juan Pedro

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