elemento

Las Bienaventuranzas


Si hay una enseñanza popular, de las muchas que nos muestra el Evangelio, esta es sin duda las palabras pronunciadas por Jesucristo en el Sermón de la Montaña; nos estamos refiriendo a las famosas Bienaventuranzas (San Mateo 5, 1-13)


Todo, absolutamente todo lo que se puede leer en los Evangelios, incluso lo que parece mas intrascendente, tiene un significado, algo que decirnos. Por motivos prácticos no podemos detenernos en cada uno de los conceptos pero si que es interesante hacerlo en el lugar desde donde se da ese sermón: en la montaña. Que Jesucristo hablase precisamente desde allí supone que adopta una posición mas elevada que la de sus discípulos, y por discípulos no debemos entender sólo a los apóstoles de entonces, sino que discípulos somos todos: usted yo y su vecino. Jesucristo como decíamos nos habla desde un púlpito, pues ahora ya no enseña con su vida, sino con sus palabras de sabiduría, es por ello que nos dice en San Mateo 5, 2-3 „Entonces Jesús abriendo los labios ...“ es decir que ahora usa su voz para enseñar. En consecuencia como toda enseñanza se trata de darnos un proceso de cómo debemos de vivir, pero a diferencia de lo que comúnmente se cree, esas palabras, esa enseñanza no se refieren sólo a cómo hay que vivir para „ganar el Cielo“ sino que sobre todo pretenden explicar como debemos de vivir en el aquí y ahora, en nuestra existencia terrenal. Las enseñanzas Kristicas pretenden ser prácticas, como lo es todo aquello que verdaderamente es espiritual y de allí el nombre general de esta web. Pero bueno, no nos perdamos en detalles y vamos a lo principal, a interpretar las ocho bienaventuranzas. Dicen así:


Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.


Lo primero que debemos considerar es que pobre de Espíritu no quiere decir pobre espiritual, en absoluto. Aquí lo que se nos quiere decir es que lo mas importante del hombre, lo que somos es decir Espíritu, debe de ser „pobre“. Pobre es el que no tiene nada y por ello está abierto a todo mientras que el rico se cree alguien por sus posesiones y no quiere cambiar de donde está. Ya que la misión del Ser Humano es evolucionar debemos de ser pobres para estar dispuestos siempre a buscar a Dios y así crecer. Aquí la imagen mundana sería la de que el pobre se mueve, mientras que el rico se queda quieto. Pero hay también otra consecuencia a extraer de esta concepción de pobreza: el pobre es humilde mientras el rico es engreído. En otras palabras, con esta concepción de búsqueda de pobreza de Espíritu se nos está hablando de la necesidad de acallar el ego mundano. El hombre que se siente importante por su posición, por sus conocimientos, por su economía, por su poder, no puede evolucionar en ningún sentido. De hecho, el ir contra estas personas que se creen espiritualmente ricas fue lo que motivó la muerte de Jesucristo; los sinedrines judíos se sentían importantes por su posición y consideraban que el cumplimiento de la norma externa ya garantizaba todo, mientras que las nuevas posiciones que obligaban a adoptar los postulados de Jesucristo les exigían una humildad, una falta de ego, que no querían asumir.


Dicho todo esto así puede parecer que la eliminación del ego y ese concepto de humildad, es algo premiado en la otra vida, pero no es así. Si quiere tener una vida tranquila y en paz empiece por controlar (eliminar es casi imposible) su ego. Sea humilde en todo y verá como la vida transcurre como las aguas del río al atravesar un valle. Por supuesto que no tiene porque creerme pero si que le voy a demostrar los problemas que trae el ego a la vida moderna. Nos han hecho crecer en una sociedad de competición donde el slogan parece ser que hay que ser mas que el otro, tener mas que el otro, aparentar mas que el otro y ... así nos va. Vivimos por encima de nuestras posibilidades, discutimos para tener razón en lugar de para solucionar un problema, nos dejamos la salud para lograr dinero que siempre acaba siendo insuficiente y todo para acabar todos igual, pues como sucede en el ajedrez al final de la partida el peón y el rey van a la misma caja. ¿Vale la pena todo ese montaje solo para creernos alguien superior al otro? Sin duda NO. Pues eso es el corolario de la felicidad que le aportará ser pobre de espíritu.


Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. .


Esto a menudo se ha interpretado de forma demasiado literal. No se trata de decir eso de que los que lo pasan mal en la tierra ya lo pasarán bien en el Cielo, no es sólo eso, hay mas.


Todo aquello que nos hace „llorar“ todo lo malo que tenemos, o lo que creemos es malo, en realidad es una manera que tenemos para avanzar, para evolucionar cómo almas y personas que somos. Tras el llanto, cuando se aprende la lección, viene esa consolación del saber que lo que pasó fue lo mejor. Claro que cuando estamos mal no nos damos cuenta de eso y nada parece satisfacernos, pero el tiempo nos acabará enseñando la lección, pero no por el paso del mismo sino por las consecuencias del mismo.


Supongamos que una persona pierde su trabajo, ese es motivo de „llanto“ pero también es la oportunidad para que vea que puede desarrollar otra actividad con la que se sienta mas a gusto y que posiblemente nunca hubiera sido capaz de hacer si no fuese empujado por el despido que ahora llora. La consolación se produce tras darse cuenta uno que todo dolor es una fase de evolución necesaria, en muchas ocasiones, para llegar mas lejos.


Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. .


Bueno, me podrá decir que este si que no parece nada que pueda aplicarse al plano tierra, y sin embargo lo es totalmente. Pero hay que entender cada concepto. Bajo la palabra manso se refiere aquí a aquel que no pelea, que no lucha contra los demás y como dice el Tao „ Lo débil vence a lo fuerte“ y a esto se refiere al decir que el „manso“ conquista la tierra. Vamos a profundizar un poco en esto.


Nos han enseñado eso de „o pisas o te pisan“, y eslóganes del tipo „en el mundo hay dos tipos de hombres: los ganadores y los perdedores“, y así podríamos encontrar muchísimos más. El cine de Hollywood es el gran publicista de la idea del triunfo y de cómo hay que ser de duro para conseguirlo, y de tanto repetirnos esas ideas hemos llegado a integrarlas en nuestras vidas, haciendo de la misma un juego de competición. Pero en realidad en todo lugar y en todo momento, la afirmación de que lo débil vence a lo fuerte es cierta. Tomemos un ejemplo para aclarar mejor las cosas. Supongamos que tiene un pequeño choque con otro coche, de esos que pasan tan a menudo en las ciudades, un accidente pequeñito que ha causado a ambos coches rayadas y golpecitos en la plancha. Lo más normal de este mundo es que la otra persona salga del coche y le diga gritando „¿es que no miras por donde vas?“, es decir adopta una postura fuerte, y usted decide adoptar también una postura de fuerza y sale gritando „¡idiota! ¡es que no has visto que la derecha era mia!“ y así la discusión es interminable y de consecuencias imprevisibles. Se gritan y se insultan por unas rayas en su querido coche basándose cada uno en que la razón está de su parte. Pero si usted en vez de adoptar la postura de fuerza adopta la postura débil y sale del coche diciendo: „bueno esto será trabajo para las compañías de seguros que para eso cobran“, el otro puede ser que le grite una vez más pero no podrá perpetuar esa posición de fuerza por mucho tiempo, pues no hay nada más imposible que insultar a alguien que no te devuelve los insultos. Se nos puede decir que hay situaciones mas complejas y que en esas no se puede ser „manso, de modo que examinemos ahora un caso real, que lamentablemente es noticia en los periódicos todos los días. En Oriente Medio, en Israel – Palestina, están en guerra encubierta como sabemos. Los palestinos realizan un atentado suicida en Jerusalén y matan a judíos inocentes, cuantos más puedan mejor. Luego los israelitas envían sus tanques a invadir los territorios de donde proceden los terroristas y matan a palestinos, niños y mujeres. Para vengarse entonces aparecen nuevos terroristas suicidas que ... y así la historia es interminable Es decir a la fuerza responden con la fuerza de modo que lo que consiguen ambas partes es una destrucción cada vez mayor. El „ojo por ojo diente por diente“ hace que todos nos volvamos ciegos y mellados, es decir se está cada vez peor. Pero no hay manera de arreglarlo según parece.


En casos como estos si preguntamos a cada una de las partes el porqué de todo esto, la respuesta será la misma: „ellos empezaron“. En realidad el conflicto histórico en esos territorios tiene miles de años, incluso se nos habla de eso en el Antiguo Testamento, por lo que la idea de intentar descubrir quien empezó el tema carece de importancia, lo realmente importante seria solucionar el asunto y que dejen de matarse unos a otros. Y la solución, la única solución, es que una de las partes o las dos sean capaces de „ poner la otra mejilla“ (idea copyright de Jesucristo), alguna de las partes debe hacer de „manso“, en caso contrario el tema no se solucionará.


En nuestra vida diaria continuamente nos están sucediendo asuntos en los que deberíamos dar la misma respuesta del poner la otra mejilla y hacernos el „manso“ y somos incapaces de hacerlo. Veamos un caso light para empezar. En el trabajo todos hemos sido víctimas alguna vez de comentarios sarcásticos, hechos con mala uva, a pesar de su presentación suave. Frases del tipo „tú si que vives bien“ o „qué poco trabajo tienes hoy“ y similares, que se hacen con la idea de picarnos, y generalmente, aunque sea a nivel interno, lo consiguen. En el fondo nos duele lo que nos han dicho y alguna vez responderemos a esos comentarios con otros, aunque sea enviando a la mierda a quien los emite. Si hacemos esto ya hemos caído en la provocación. Si contestamos o nos sentimos heridos es que estamos enfrentándonos a la fuerza con la fuerza. E igual podríamos decir de todas aquellas frases cínicas, irónicas o del tipo que sea que nos lanzan para hacernos daño. Llegará un momento que si quien busca la pelea, aunque sea a nivel sutil como esas indirectas en el puesto de trabajo, no la consigue, cesará en el empeño. Hay que „pasar“ de los que quieren guerra, practiquémoslo en nuestras vidas y ganaremos mucha tranquilidad, seamos mansos y el mundo será nuestro.


Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.


La palabra justicia hay que entenderla no sólo referida hacia los actos externos de justicia social, sino a todo lo que consideramos cómo rectitud en nosotros mismos. Para que algo exista en nuestra vida primero debemos de quererlo, desearlo y pensarlo bien, por ejemplo antes de construir una casa es preciso se desee, luego debe de pensarse en ella y finalmente construirla, pero el deseo (emoción) y pensamiento son previos a toda realización. En nuestra vida debemos de actuar de manera parecida, buscando la justicia, es decir nuestro recto proceder, y cuando tengamos „hambre“ es decir deseo de ser rectos, podremos serlo y lo seremos, pues todo lo que se siembra se recoge y en consecuencia nuestra hambre será saciada. Hay dos conceptos capitales en esta bienaventuranza: la idea de hambre y la idea de justicia; esto es perseguir aquello que nos hace mas perfectos, mas humanos y mas Divinos a la vez, y hacerlo con „hambre“


Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.


La misericordia, el perdón, es fundamental vivirlo y recibirlo. Y la única manera que tenemos de ser perdonados es perdonando nosotros primero, como nos dice el Padrenuestro „.., así como nosotros perdonamos a nuestros deudores“ No podremos ir muy lejos en nuestro camino de enriquecimiento para el Alma y en consecuencia tampoco en la búsqueda de felicidad en la tierra, si dentro de nosotros guardamos algo contra alguien o algo. El mismo hecho de tener resentimiento es perjudicial, pues nos hace daño a nosotros mismos, mientras que el causante de la „ofensa“ ni se entera. Supongamos que usted pensara de mí que soy un grandísimo imbécil, que me tuviera mucha manía, rabia o lo que fuera, con esos pensamientos se estaría creando mala sangre, pero yo ni me enteraría y en el caso de que me enterase procuraría pasar lo máximo posible de su posición (recuerde eso de „ser manso“). En consecuencia el primer perjudicado de tener algo contra alguien es usted.


El perdonar es algo que al ego, cuando va de „por libre“, esto es sin someterse al Alma, no le gusta y en consecuencia pone a su „capitán“ en marcha, es decir a la mente, y construye eso que tantas veces hemos oído o incluso dicho, eso de „yo perdono pero no olvido“. Ese ardid no es válido, pues de lo que se trata es de perdonar en su totalidad y ello exige olvidar la ofensa. Claro que el hombre tiene una razón para todo aquello que hace, de forma muy sutil piensa siempre que hay una razón para su odio, es decir para su falta de perdón. Pero por más que compartamos „su“ razón, mientras falte perdón en su vida, el hombre, no podrá evolucionar demasiado, y en consecuencia no podrá ser feliz. Hay que perdonar y así seremos perdonados por el propio Padre Celestial, pero repito que aquí el rédito de perdonar no es nada para la „otra vida“ , es un concepto práctico para esta.


Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.


Limpio de corazón es todo aquel que no tiene odio sino Amor hacia todo y por todo y en consecuencia y cómo la esencia misma de Dios es el Amor, le puede ver. Esto tampoco parece demasiado aplicable a la vida nuestra de cada día pero si profundizamos veremos que no es así. Los limpios de corazón, los que aman de verdad, son sin duda los más felices. La madre Teresa de Calcuta era limpia de corazón, daba todo el Amor que podía entregar y en su pobreza y miseria material, su Amor, su visión de Dios, le permitió dar un sentido a su existencia en la tierra del que carecen muchos de los hombres que materialmente decimos que han triunfado en el mundo. Pero fijémonos el lugar de esta bienaventuranza, pues no se puede ser limpio de corazón sin ser pobre de espíritu (ser humilde y carecer de ego), ni sin haber perdonado, ni sin ser manso etc. En consecuencia esta limpieza es reflejo de las otras cualidades y surge de unir a las mismas en un principio.


Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.


Buscar la Paz empieza en uno mismo pues sólo teniéndola en nuestro interior seremos capaces de darla a las demás, a regalar lo mas importante que tenemos. Pero ser pacificador no es solo ser manso misericordioso etc, es decir no es solo reunir las cualidades anteriores, ser pacificador es expandir la Paz a nuestro alrededor, es ser capaz de dar a los demás el nivel de Paz alcanzado por nosotros, es expandir ese Amor que resultan de las cualidades desarrolladas en los puntos anteriores, y en base a ello, podemos considerar que estamos efectuando la misión de Dios en la tierra.


Nada, nada puede hacernos mas feliz que hacer feliz a los demás y no hay una felicidad real si no se alcanzan los puntos anteriores.


Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.


Se nos está hablando aquí de la necesidad de la dignidad de nuestras acciones y pensamientos. Es preciso que nuestro actuar sea recto por encima de si el entorno está de acuerdo con nosotros, si la ley humana está en nuestra contra, o si el precio que hay pagar por ser justos supone pérdidas materiales, que en definitiva no es mas que pérdida de ego.


La justicia, perseguir lo que es recto es más importante que cualquier otra consideración y prepara esto a la última bienaventuranza que viene que será como un resumen de todo el mensaje de Cristo.


Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos.


El mensaje de Cristo es lo único importante a hacer en la tierra, pues de sus enseñanza, de su aplicación en la tierra, depende nuestra evolución como Ser y el precio que haya que pagar para cumplir esos preceptos carece de importancia. El comentario es breve, pero en el mismo se encierra todo lo que debemos ser y hacer.



Juan Pedro

freefree