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¿Existe Dios? ¿Crees en Dios?


Ante la complejidad de esa pregunta nos parece oportuno poner un ejemplo para situarnos.


Imaginemos que estamos en Inglaterra. El Sr. Smith es un famoso tendero, tiene una tienda de comestibles donde vende todo lo que se puede comer: quesos, jamones, tomates, patatas etc. Gracias a esas ventas el Sr. Smith ha ganado mucho dinero, tiene una casa hermosa y es cada vez más relevante en la sociedad inglesa.


¿Qué es lo más importante para el Sr. Smith? Pues saber el peso exacto de cada cosa que va a vender. Si se equivoca en los pesos, se arruina. Así todo para él se basa en el peso. Sin poder tomar las medidas de peso, tanto de lo que compra como de lo que vende. el negocio no existe. Hasta aquí está claro el perfil del Sr. Smith, para él todo se puede, y se debe, pesar.


Un buen día el Sr. Smith le dice a usted - ¿Cuántos kilos hay de Londres a Paris? -


Evidentemente usted le dirá: - Querrá decir kilómetros- , a lo que el Sr Smith le contesta, - no, no, quiero decir kilos, o gramos, la vida me ha enseñado que todo, todo se puede pesar. Puedo pesar el queso que vendo, las monedas de oro que tengo, la ropa que poseo etc, es decir todo tiene su reflejo en kilos, o en gramos. Así que, ya que es usted muy listo, le repito la pregunta: “¿cuantos kilos hay de Londres a Paris?”-


Sin duda usted insistirá en decirle que las distancias no se pueden medir en gramos, pero el Sr. Smith es muy cabezota e insiste en su pregunta: - ¿Cuántos kilos hay de aquí a Paris?


Y usted no responde claro. Pero el Sr Smith quiere saberlo y decide dar un premio de 1 millón de libras esterlinas a quien sea capaz de decirle cuantos kilos hay de Londres a Paris.


Es así como aparece el señor Respuestas-para-Todo y se le ocurre lo siguiente:


- Como para ir de Londres a Paris hay que ir a Dover, en la costa, y lo normal es parar para comer un steak con patatas, allá ganará medio kilo. Si luego en Francia vuelve a comer algo ganará otro medio kilo y con lo que bebe en total habrá ganado un kilo doscientos gramos – -


Esta explicación le convence al Sr. Smith que por fin sabe cuantos kilos hay de Londres a Paris. Pero como el premio es importante aparece otro señor, al que llamaremos el señor Respuestas-para-Todo-Dos que dirá:


-no, no hay que ir a Dover, basta tomar el avión que es más rápido. Como entonces comerá menos, de hecho la comida del avión es tan mala que apenas comerá, como mucho ganará 300 gramos. Es decir entre Londres y Paris hay 300 gramos y no un kilo doscientos.-


El Sr. Smith se queda perplejo pues tiene dos opiniones bien fundadas pero ¿Cuál es la cierta? Por supuesto aparecen cientos de señores Respuestas-para-Todo y cada uno dirá su versión pero … ¿cual es la verdad? Usted, que sabe que la distancia no se mide en kilos, se da cuenta que ninguna es cierta pero tampoco puede decirse que sean falsas, pues si sumamos lo que se engorda en el viaje sí que podría ponerse un paralelismo. En resumen toda respuesta no es ni cierta ni falsa, simplemente …,es absurda ¿no?


Decir que algo no cabe la dualidad cierto – falso es algo que la cabeza, la razón, no puede aceptar. Pero usted sabe que no se miden las distancias en kilos.


El problema NO está en la respuesta que se da, el problema está en la formulación de la pregunta.


Pues bien, cada vez que me preguntan “¿tú crees en Dios?” siento como si el Sr. Smith me dijera ¿Cuántos kilos hay de Londres a Paris?


Para creer en algo tengo que definir eso en lo que digo creer y para ello tengo que usar el plano racional. Pero Dios no es un concepto, y por lo tanto no lo puedo encorsetar en una idea, proyección o definición mental.


Como esto sulfura a la mente humana racional, que es tan cabezota como el Sr. Smith, aparecen teorías, filosofías, explicaciones y religiones que vienen a dar una respuesta al ¿tú crees en Dios? del mismo estilo que los señores Respuestas-para-Todo daban al Sr. Smith


Si el señor Respuestas-para-Todo había hecho esa construcción mental para determinar el peso del viaje con el objeto de ganar el premio de millón de libras, ahora la filosofía y creencias hacen el montaje para poder llenar el vacío que produce no poder responder mentalmente a la cuestión transcendental de si existe Dios.


En resumen, repito, el problema no está en la respuesta sino en la pregunta.


Si para el Sr. Smith todo podía contarse en gramos para el hombre de nuestro tiempo y cultura todo puede explicarse por la razón. De ahí la imposibilidad de responder a si existe o crees en Dios.


Cuanto el Tao-Te – King dice eso de “El Tao que puede ser expresado no es el verdadero Tao”, nos está diciendo eso, que no podemos definir racionalmente a Dios, en ningún sentido.


Hay una historia hindú que ilustra este tema (en forma de cuento está tambien en la sección cuentos)


Un día Buda estaba paseando por los valles y montes de sus tierras con su discípulo, se acercó un hombre y le pregunto:


- Maestro … ¿existe Dios? -


Buda le miró profundamente a los ojos, espero unos segundos, y respondió:- “No, Dios no existe” –


Buda y su discípulo siguieron su camino y al poco rato otro hombre se acercó a ellos y pregunto


- Maestro … ¿existe Dios?


Buda le miró profundamente a los ojos, espero unos segundos, y respondió:- “Sí, Dios existe” –


El discípulo, al oír esa respuesta se quedó muy confundido (yo también lo estaría en su lugar) pues había dado una respuesta ahora que se contradecía con la anterior y eso no era normal en él, pero no había llegado todavía la noche que era el momento para hacer las preguntas.


No había pasado mucho tiempo cuando se acercó otro hombre que planteó la misma pregunta pero de una forma diferente. Este nuevo hombre le dijo:


- Maestro, algunas personas creen en Dios, otras no creen en Dios y yo no sé qué pensar, he venido a pedirte ayuda. -


El discípulo estaba muy interesado, en poco rato había oído dos respuestas totalmente contrarias y ahora pensaba se iba a deshacer el “empate”


Buda miro a los ojos del hombre, pero permaneció en silencio. Era un bonito atardecer y el riachuelo con el cantar del agua alegraba la tarde. Los pájaros parecían despedir el día con sus canticos verpertinos. Buda se dirigió hacia una de las rocas a la orilla del rio, en silencio, el hombre hizo lo mismo. No se miraban, no se hablaban, tan solo contemplaban la bella estampa del campo que les brindaba el atardecer en aquel valle. En silencio, ambos estaban sentados como meditando el milagro de la vida.


Finalmente el hombre se levantó, se puso de rodillas ante Buda y le dijo: “Gracias, gracias, gracias siempre estaré agradecido por darme la respuesta” y el hombre se fue feliz, muy feliz del lugar


El discípulo estaba hecho un lio, Buda no le había dicho nada y el hombre se marchó totalmente satisfecho y diciendo que le habían dado la respuesta. Finalmente cuando llegó el momento de preguntar dijo el discípulo:


- Maestro, me voy a volver loco. A un hombre le dice que Dios no existe, a otro le dice que Dios existe y a otro no le dice nada y se va tan contento diciendo que le ha dado la respuesta. Todo eso… ¡no es lógico! ¿Cuál es la respuesta correcta? -


- Y entonces con la ternura de un maestro hacia su alumno, le contesta:


El primer hombre era un teísta, tenía formada una idea de Dios y quería que yo se la corroborase. Quería poder decir “hasta Buda me ha dado la razón” así su ego se sentiría lleno haciendo de Dios un objeto mental. Por eso le he dado esa respuesta contraria que perturba su creencia porque creer NO es conocer


- El segundo hombre era un ateo, no creía en de Dios y quería que yo le diera la razón. Venía con una respuesta y quería le afirmase su incredulidad. No hay contradicción con el anterior mensaje, en ambos quería sacarlos de su creencia mental dando la posición contraria, pues ya dije que la creencia no es la sabiduría -


- El tercer hombre venía sin juicios formados, era un buscador. Los otros no buscaban, querían reafirmar su verdad mental. Pero el tercer hombre estaba fuera de la mente, por ello pudo contemplar y cuando sintió en su meditación la Vida entonces conectó con la Esencia Divina, desde un punto de no razón. En su consciencia conoció a Dios, en el silencio está Dios, no en las palabras, no en la mente, no en la definición, no es el pensamiento, no en nada que pueda ser o ser, no en la dualidad, no en una creencia mental.


Entra en el silencio para conocer a Dios, pero precisamente por ser silencio no puedes definirlo


Sal de tu mente y contempla. Eso es estar iluminado


Fin del cuento


En resumen si al Sr. Smith le tenemos que decir que la pregunta está mal formulada y que la pregunta correcta es ¿Cuántos kilómetros hay de Londres a Paris? a la pregunta de si crees en Dios o si existe Dios debe cambiarse por otra pero ¿por cual?


Si toda pregunta es producto de la mente ¿Cómo podemos definir algo no mental?


Pues por algo más allá de la razón y que para definirla de algún modo llamaremos “la consciencia superior”


Haciendo una traducción entre el plano de consciencia (no mental) y la razón que todos vemos como más cercana, la pregunta a formular sería un simple “¿sientes a Dios? ¿contemplas a Dios?”.


Por supuesto "sentir a Dios" no se trata solo de hacerlo en la paz de la naturaleza, la Madre Teresa de Calculta sentía a Dios en los leprosos a los que curaba, es decir ese "sentir" no está delimitado por nada material.


De esta manera tenemos que si "sientes a Dios", Dios existe y si no "sientes a Dios" entonces Dios no existe. Así que para dar una referencia mental que nos guste Dios existe y no existe a la vez


No es una cuestión de creer (racional) sino de sentir (de tu autentico ser) El iluminado, el místico es aquel que sí lo hace. Pero la mayoría prefiere ver a Dios como algo externo definido de propiedades y cualidades que alimenta la razón humana por el simple motivo que es eso mucho más fácil. El Sr. Smith lo entendía todo en gramos, el hombre moderno lo quiere ver todo desde la razón.


Cuando definimos a Dios con cualidades tanto si las afirmamos como si las negamos, estamos cómodos, pero eso no es el verdadero Dios, pues el camino no es la razón.


Cuando se vibra la contemplación en lugar de la creencia de Dios todos los caminos de iniciación son vacíos y toda meta un engaño pues eres ya todo sin perseguir nada. Tan solo quedan las palabras de San Agustín de “Ama y haz lo que quieras”, pues entonces "contemplas" a Dios



Que la Fuerza le acompañe,




JP

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