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Principio del ritmo


El principio que ahora nos toca analizar es el llamado principio del ritmo, y se define generalmente bajo el siguiente concepto: "Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso; todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación". En consecuencia está ligado con el principio anterior del principio de polaridad .


Mientras que ese nos decía que todo cuanto existe se manifiesta en dos polos diferentes pero que son manifestación de lo mismo, ahora este nos dice que un extremo conduce al otro. Veámoslo un poco con un ejemplo. El principio de la polaridad nos dice que la manifestación del hecho de “jugar” se manifiesta en la situación de ganar / perder, pues bien este principio del ritmo nos dice que quien juega pasa del extremo de perder al de ganar, vaya que esos dos polos se muestran como si de un péndulo se tratase.


Así de la misma manera que no se puede ganar siempre, tampoco se puede perder siempre y situarnos en un extremo nos llevará en otro momento a estar en el contrario. Los grandes millonarios fueron en otros tiempos muy pobres, y así vemos que todo parece ir de un lado al otro, como el movimiento pendular que se muestra en la imagen de arriba.


Mucho se ha dicho ya en el punto de la sombra sobre como enfrentarnos a situaciones duales pero ahora hemos de dar un paso más.


El problema en realidad no está en la posición del péndulo sino en que no somos capaces de verlo como algo temporal y darnos cuenta que todo movimiento es forzosamente algo no fijo. La infelicidad de una situación que no nos gusta se debe a que vemos la misma como si esta fuera permanente, es decir olvidamos el principio del ritmo que ahora se nos explica. Por ejemplo cuando una persona está en la pobreza lo pasa mal desde luego, pero lo peor no es tanto la situación en la que está como el temer que esa situación sea permanente pues precisamente esa idea frena a que el péndulo vaya al otro lado. Si cuando se está mal se mantiene el ánimo, la esperanza, la energía, la fe en llegar al otro lado de la situación, todo se soluciona antes y de mejor manera, lo peor es el miedo a creerse estancado en esa mala posición.


Y para acabar de confirmar esto tenemos la idea de lo corto que es nuestro paso por esta vida. Nada dura eternamente, ni lo que consideramos bueno ni lo que consideramos malo, y si hubiera alguna duda la muerte se encarga en demostrarnos que toda manifestación del plano tierra es temporal además de polar.


Este principio en realidad lo que nos enseña es a relativizar todas las situaciones ya que no hay nada estable y tener una experiencia nos lleva a posicionarnos en los dos polos en que se manifiesta. De manera que aprenda a disfrutar de todas las posiciones en que esté pues si busca siempre se encuentra algo de bueno en las situaciones difíciles.


¿Cual es la moraleja de este principio? Pues que no se tome nada demasiado en serio y viva la vida plenamente con independencia de donde se sitúe la experiencia que está viviendo. Y es que la felicidad no es una cuestión de que el péndulo esté un lugar u otro, sino de la actitud que tomamos frente a las circunstancias, de manera que siempre podemos disfrutar del juego aunque perdamos, no circunscribamos nuestro bienestar a una posición concreta pues toda posición es pasajera.


El secreto pues estaría en ese mantra cristiano de Santa Teresa o en esa frase de Abraham Lincoln que dijo: “un hombre es tan feliz como quiere”


Este principio también nos aconseja sobre como actuar. En las épocas de bonanza por ejemplo hay que ahorrar mientras que nuestra sociedad hace lo contrario, a quien le aumentan el sueldo se cambia de casa por otra mayor y el problema vendrá cuando esa persona pierda el empleo. En realidad la crisis económica actual se debe a que la listísima sociedad industrial ha olvidado que tras las subidas vienen las bajadas, y pensaba que el crecimiento sería permanente. Algo tan antiguo que hasta los egipcios lo sabían, nosotros lo hemos olvidado. ¿Para qué sirve tanto ordenador si no hay sentido común? Hasta las hormigas que acumulan en el verano para pasar el invierno lo saben, y nosotros que nos llamamos “racionales” pensabamos en el crecimiento permanente


Apliquemos el principio del ritmo en nuestras vidas y todo será más plácido.


Que la Fuerza le acompañe.



Juan Pedro


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