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En el artículo del mes anterior se habló sobre las dimensiones más comunes en las que se mueve el ser humano y dejamos el tema en la dimensión quinta, la dimensión racional y ahora es el turno de hablar de la 6ª dimensión y es importante porque, entre otras ideas, aquí se engloba el concepto de felicidad. Pero no una felicidad condicionada a algo, no se trata de felicidad porque ha ganado mi equipo, porque haber logrado esto o aquello, no, se trata del estado de felicidad por si mismo, que no depende de nada. Ser feliz por haber ganado mi equipo no es felicidad pues cuando pierda dejaré de sentirme así. No hay que confundir la euforia con la felicidad. Usted puede estar eufórico por muchas cosas, pero eso no es ser feliz. La felicidad es un estado que no está vinculado a nada salvo a si misma, por eso somos tan pocas veces felices. El estado de contemplación de un místico que afirma que las palabras son pobres para definir su estado, eso es felicidad. El estado del enamorado al saberse correspondido eso es euforia, y esta es siempre momentánea. Basta pierda esa correspondencia para que se sienta desdichado, es decir para ver acabada su euforia. Estar eufórico por algo está muy bien y es muy grato, pero la felicidad es algo distinto.


Si la dimensión quinta era la racional y estamos hablando ahora de una sexta dimensión en esta estará incluido todo aquello que precisamente existe pero … que no es racional. La telepatía, la intuición y todo eso que probablemente hayamos vivido en nuestro ser pero que no podemos explicar pero que verificamos con asombro que funciona, pertenece a esa sexta dimensión de la que estamos hablando.


Vamos a poner un ejemplo. Seguramente usted habrá conocido a alguna de esas personas que hablan a las plantas. Racionalmente eso es un absurdo pues las plantas no poseen órganos auditivos que les permitan escuchar nada y por otra parte tampoco tendrían porque reaccionar de una manera determinada. Pero cuando uno ve que a esa persona que habla con las plantas estas le crecen muy bien y en lugares que la botánica no recomendaría, se siente sorprendido. Y es que aquí la lógica de la quinta dimensión no funciona, aquí lo importante es el resultado final y punto. Si la quinta dimensión a través de su buque estrella que es la ciencia pretende establecer una cadena lógica de causa – efecto y que ello se produzca siempre, aquí esto ya no es así. Puede ser que la Sra X hable con las plantas y estas le crezcan perfectamente aunque las riegue mucho y se recomiende que a esas especies se les debe regar poco, pero el hecho que usted se ponga ahora a hablar con las plantas no garantiza ningún éxito. La diferencia está en que la Sra X está en una sexta dimensión en este caso (no tiene por que ser así en todos los ámbitos de su vida) y usted en una quinta, si cree que ahora copiando la causa puede repetirse el efecto.


La sexta dimensión es cierta pero particular, mientras que en la 5ª dimensión igual causa produce siempre igual efecto. Eso a la ciencia le molesta mucho y por ello pretende siempre negar realidades como que hablar con las plantas puede ser (no siempre) beneficioso para el crecimiento, o que medicinas alternativas como la homeopatía, el Reiki o la meditación ayudan. Aquí no hay universalidad y eso es lo que molesta tanto el patrón científico. Pero lo que pasa es que la ciencia está en una 5ª dimensión y eso de las plantas en la sexta de manera que una no podrá nunca explicar a la otra. Es como si usted tiene que definir por palabras, es decir dando una descripción racional propio de la 5 dimensión, a que sabe el chocolate a alguien que no lo ha probado nunca, (el sabor estaría en la tercera). Vaya que la razón no puede con todo y si tiene que explicar a que sabe el chocolate a nuestro hombre inexperto en placeres de dulces, lo único posible es darle a probar una tableta y no darle un rollo técnico de descripciones que se capta por el gusto no por la explicación con palabras.


Quien está situado en la sexta dimensión por lo general es tratado de raro, pues claro, lo que hace no es lo común que es lo que manda la 5º, la estructura lógica, pero por otra parte a pesar que se sabe no comprendido poco lo importa. Está por encima del juicio, que está en una cuarta dimensión de la emotividad, del bien y del mal.


Mientras que la dimensión racional plantea los “como” de las cosas, ahora La sexta pone la fuerza en el deseo, en la fe. Volvamos al ejemplo de las plantas. La quinta dimensión busca los abonos a poner, la sexta quiere con toda su fuerza que la planta esté bien y así crezca, por eso, para que se sienta querida, le habla. Pero eso no es un recurso hipócrita, es que mana del interior de la persona, precisamente los reflejos de nuestro interior, nuestro ser puro (véase los artículos sobre la pureza) pertenecen a esa sexta dimensión.


Y claro si en la sexta dimensión se encuentra la felicidad es normal que uno se plantee ¿qué tengo que hacer para llegar a ella? ¿cómo lo hago? Pero precisamente eso de plantearse los cómo es propio de la quinta dimensión y ahora estamos hablando de una dimensión superior. De manera que visto desde la perspectiva lógica (aquí se escribe usando la lógica racional) parece que por muy bonita que sea esta sexta, poco podemos hacer


En realidad si que hay llaves, solo que estas no le parecerán concretas, lógicas, coherentes. A la sexta dimensión se llega por la fe y la fe es algo inabarcable por la mente pero posible. Y el otro concepto para entrar en una sexta dimensión se deduce de su propio nombre con el que es conocidaen términos esotércios: “el reino de los espíritus puros”. Por cierto, los ángeles se mueven por esta dimensión.


Quien esperase un manual de instrucciones para llegar a una sexta lamento defraudarlo. Se puede llegar a esta dimensión pero desde tú interior, desde tú fe y tú pureza.


Que la Fuerza le acompañe,





Juan Pedro.


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