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Qué indican los problemas de digestión


Mediante el proceso digestivo asimilamos la energía que nuestro cuerpo, a nivel material, precisa. Es un fenómeno doble, comemos, asimilamos y expulsamos, pero con un ritmo no tan marcado como en la respiración. La nutrición es básica para la vida y de lo que se come, o mejor dicho de lo que apetece comer, se extrae mucha información de cómo está una persona. El hambre, el comer, es siempre una posesión, una necesidad, una búsqueda. Viendo lo que se quiere comer podemos entender qué es lo que se busca. Por ejemplo, los niños quieren dulces y es fácil asociar lo dulce con el amor, que es lo que más persiguen los pequeños. Las personas con ideas conservadoras prefieren los alimentos de la tierra, mientras que los amantes de nuevas emociones gustan del picante. Quienes huyen de las novedades de la vida se aferran a alimentos suaves, sin sal ni especies por ejemplo. Un temor exagerado hacia las espinas indica miedo a las agresiones, mientras que la preocupación por los huesos muestra un miedo a los problemas.


Por el contrario, los macrobióticos son quienes quieren llegar hasta el fondo de las cosas, y prefieren los alimentos duros, se denota con ello un cierto miedo a la ternura. Y así se podría decir “dime lo que comes y te diré como eres”. Veamos las diferentes partes involucradas en el proceso digestivo.


Los dientes


Además de la función de triturar los alimentos, los dientes tienen un marcado carácter agresivo, eso es obvio y frases como “enseñar los dientes”, que se dice cuando queremos defendernos, muestra esa indicación de la que hablábamos. Los problemas en la dentadura reflejan así, por una parte, que la persona tiene dificultad para manifestar su forma de ser, o lo que es un corolario de lo dicho:

problemas para ser uno mismo, falta de afianzamiento y falta de voluntad.


Es normal que en nuestra sociedad hayan tantos problemas dentales, ya que cada vez más se nos indica como debemos ser, a quien debemos parecernos y la como debemos comportarnos. Nuestra civilización actual democrática, que se llena la boca con la palabra libertad, ha creado personas con muy poca libertad propia. ¿Acaso es libre una persona que trabaje de comercial de no tener coche? ¿O es libre un fontanero de decidir no tener teléfono móvil? ¿O es libre un estudiante de no aprender inglés? Nos creemos muy libres pero no lo somos, no somos nosotros mismos, y esa falta de afianzamiento se refleja en nuestros dientes.


Rechinar los dientes por las noches es propio de quien no manifiesta su agresividad durante el día, y por la noche, solo por la noche, se descarga ese deseo de morder, de mostrar la agresividad, de decir “aquí estoy yo”. También denota un exceso de voluntarismo.


Una mala dentadura es síntoma de baja vitalidad, y de allí la relación entre estado de los dientes y edad de los animales.


Las encías son la base de los dientes. Representarían aquí la seguridad en uno mismo. Encías sangrantes denotarían una baja autoestima.


De todo lo dicho es fácil deducir los mensajes del cuerpo cuando tenemos problemas en la dentadura, y ello nos ayuda también a conocernos mejor.


Después de triturar los alimentos los tragamos. A veces eso cuesta. En estos casos hay que plantearse ¿qué es lo que me cuesta tragar en mi vida?, ya que toda enfermedad es reflejo de algo más, algo que está en nuestra conciencia.


La aerofagia, se refiere a personas que tragan aire mientras comen. Ello es debido a que hay algo que no se quiere tragar y se disimula tragando otra cosa. Ello produce luego eructos y ventosidades, es decir que finalmente sí que se expulsa lo que no se quiere tragar.


Existe una relación muy fuerte entre apetito y estado psíquico. Eso se recoge en frases como: “sólo de pensarlo me quita el hambre”, “al verlo se me revuelve el estómago” y similares. Comer rápido indica que la persona está intentando, a nivel mental, embutir demasiadas cosas a la vez, ello produce indigestiones, que nos avisan que algo hacemos demasiado rápido.


En cuanto al vómito su simbología es clara: no aceptar.

Se vomita la comida lo que no podemos o queremos asimilar y el reflejo en nuestra vida es lo mismo. Al respecto hay que decir que los populares vomitos del embarazo no son producidos por el feto, sino por la madre que de alguna manera hay algo que no acepta, aunque sea la función femenina que supone el embarazo (de ello se hablará posteriormente), o el miedo que la nueva situación producirá.


Estomago e intestino


La digestión empieza en el estómago que actúa como recipiente de alimentos, por lo tanto es quien recibe lo que viene del exterior. Ahora bien, el recibir exige abertura, capacidad y entrega, características femeninas, lo que los chinos entienden como “yin”. Pero en el estómago también hay una parte activa, o yang, que comprende la producción de ácidos que se encargan de atacar los alimentos. Un desequilibrio en esos dos polos es lo que produce los dolores. Por ejemplo, quien reprime sus sentimientos (parte yin) tenderá a sufrir adiposidad (exceso de grasa), ya que ahora el estómago debe trabajar más y digerir también los sentimientos. Mientras que quien no da rienda suelta a su lado yang, y no muestra su fuerza, obliga a trabajar más al estomago produciendo más ácido, de ahí la expresión de que quien se contiene está “tragando bilis”


Es curioso que el tratamiento con antiácidos provoca eructos ya que los eructos son una manifestación agresiva hacia el exterior, y por ello se alivia el paciente.


La úlcera de estomago es provocada por la proyección de los sentimientos y la agresividad no hacia fuera sino hacia adentro, en especial a nivel familiar.


El enfermo del estómago precisa alimentos suaves, hasta papillas. Eso le lleva al estado en que no habían problemas, y ahora ni siquiera el digerir es un problema pues todo se le da hecho. Y es que muchos enfermos de estómago buscan librarse de problemas y ese es el mensaje de la enfermedad.


Es así muy importante que el enfermo tome conciencia de sus sentimientos, afrontar los conflictos conscientemente, ya que guardarlos para él no sirve para nada.


Es interesante observar que la úlcera de estomago se produce en muchas personas que exteriormente parecen fuertes y seguras, pero precisamente, como no lo son, es por lo que el cuerpo reacciona llamando la atención para decir: “sé sincero, reconoce tus sentimientos, tus miedos, tu necesidad de afecto y deja de ir de hombre duro pues lo que deseas es no tener que demostrar que puedes con todo lo que llevas o te cuelgan”.


Es en el intestino delgado en donde se produce la digestión propiamente dicha. Su misión es de “analizar” lo que debe quedarse en el cuerpo y lo que no. Las personas pues que siempre tienen algo que decir de todo, que analizan las cosas demasiado, son las que tienden a sufrir enfermedades en el intestino delgado.


Pero como en el intestino delgado es donde los alimentos son valorados y aprovechados su buen o mal funcionamiento delata las angustias vitales. Así una típica disfunción del intestino delgado son las diarreas y de todos es sabido que el miedo, es decir las angustias vitales, se identifica con el acto de defecar. “Está cagado de miedo” “se caga en los pantalones” dice la gente.

El origen de las diarreas es precisamente el miedo, las angustias.


En el intestino grueso la digestión ya ha terminado, se extrae el agua de los alimentos indigeribles y se expulsa lo no útil. La enfermedad más común referida a este órgano es el estreñimiento. Si el alimentarse es recibir, ahora el sacar del cuerpo tendría su equivalencia en el dar, y eso es

lo que refleja el estreñimiento: resistencia a dar,

aferrarse a lo material, incapacidad de ceder.


Pero esto sería sólo el análisis más común,

otra indicación del estreñimiento es no poder o querer dejar salir a la luz el contenido del inconsciente.


El páncreas


El páncreas tiene dos misiones en el cuerpo: producir los jugos gástricos esenciales (mediante la exocrina) y la producción de la insulina (mediante la endocrina). El déficit de producción de estas células es lo que provoca la diabetes o azúcar en la sangre. El diabético, por falta de insulina, no puede asimilar el azúcar de los alimentos y este escapa por la orina. Anteriormente se ha hablado del paralelismo entre azúcar y amor, pues aquí también vamos a usarlo El diabético quiere absorber las cosas dulces, es decir el amor, pero no puede. Al diabético le falta realización amorosa y por ello no puede recibir ese amor que en el cuerpo físico, en la materia, se representa como lo dulce.


Solo puede recibir amor quien es capaz de darlo,

pero el diabético expulsa el azúcar por la orina, de manera que se produce una paradoja: el diabético quiere lo dulce o el amor, pero no puede recibirlo pues no sabe darlo o no tiene a quien darlo, y eso refleja amargura.


Muchas personas diabéticas tienen un carácter exterior encantador, de manera que ello puede llevarnos a dudar de estas afirmaciones, pero siempre se tiende a manifestar (idea de la sombra humana) lo que contrario al estado de nuestro interior: “dime de que presumes y te diré de que careces” dice el refrán.


El hígado


El hígado es un órgano importantísimo. Se encarga del almacenamiento y producción de energía, metaboliza la albumina (proteinas) del reino animal y vegetal, y desintoxica de manera que prepara las toxinas para que puedan ser eliminadas por la vesícula o por los riñones.


Y para ver lo que nos indica un problema en el hígado vamos a analizar como se refleja la enfermedad en cada una de estas funciones. Empecemos por la última. La capacidad de desintoxicar supone que el hígado tiene capacidad de diferenciar lo que es tóxico de lo que no lo es. Mientras todo va bien y se puede valorar lo que es tolerable y en que cantidad no hay problema en nuestro organismo. El problema que nos delata un mal funcionamiento del hígado es que el individuo está ingiriendo algo en cantidades superiores a lo que puede procesar; ya sean ambiciones exageradas, ideales ambiciosos, megalomanía, etc o bien no puede dar todo su calor a las ideas que procesa.


El hígado hemos visto que es el proveedor de energía y precisamente una de las características del enfermo de hígado es que pierde su vitalidad, su energía. Eso lo lleva a moderarse, pues precisamente eso es lo que precisa. Ello se ve claramente en la hepatitis.


Simbólicamente el hígado se relaciona con todo lo filosófico y religioso. Ello se debe a que es gracias al hígado que la albumina animal y vegetal es transformada en albumina apta para el ser humano. Es decir que gracias al hígado se igualan todos los planos, y se observa la idea filosófica de “todos somos uno”. La palabra religión proviene del latín “”religio” que significa religar, unir a todos en un Uno común. Precisamente de eso es de lo que se encarga el hígado al tratar las diferentes albuminas, de ahí la asociación simbólica entre este y las ideas religiosas. El ambiente religioso que viva una persona diferente a lo que esta profundamente cree, ya sea por exceso de rito y creencia, por defecto o simplemente inclinaciones dispares, puede llegar a producir problemas de hígado. Solución en este caso: liberarse y vivir las propias creencias.


El enfermo de hígado haría así bien en plantearse las preguntas siguientes:

¿qué puntos de mi vida no valoro con precisión? ¿en qué soy incapaz de moderarme? ¿me falta confianza? ¿vivo la religión como creo o como se me impone?


Vesícula biliar.


La vesícula es el almacén de la bilis que produce el hígado. De todos es sabido que la bilis se asocia con la agresividad, basta pensar en todas las expresiones en que aparece la palabra bilis: “tragarse la bilis”, “este escupe bilis” etc. La enfermedad más frecuente de la vesícula biliar son los cálculos biliares. Estos, como todo lo que es una sedimentación, es debido a energía bloqueada.


Los cálculos biliares son así agresividad petrificada.


Entre las madres de familia es una enfermedad común pues, en sociedades como la nuestra, no se les permite libertad para expresarse y se las limita a su papel sumiso en el hogar. Es a través de los gritos del cólico por donde estas pueden liberar mucha de su energía retenida, y ahora, en la enfermedad, el entorno asfixiante permite que se exprese. Luego la enfermedad nos permite ser sinceros.


Anorexia nerviosa


Consiste en que una persona se niega a comer, porque no tiene hambre, y es capaz de llegar a morirse sin que se sienta enferma. Es más propia de las chicas adolescentes que de los chicos por lo que a partir de ahora usaremos el género femenino. La razón profunda, (y decimos profunda pues no es debida a la búsqueda de estar delgadas como piensa la medicina científica) es una búsqueda de ascetismo. La negativa a comer es la negativa a querer al cuerpo. Es el viejo error de confrontar espíritu y materia, alma y cuerpo.


El motivo por el que la anoréxica no se considera enferma y no quiere que la traten es porque para ella las medicinas, y todo tratamiento terapéutico, son para el cuerpo y de eso es de lo que quiere separarse.


El mantenerse delgada no es por un motivo estético sino para rehuir de toda manifestación de feminidad y de presencia material.


La única, a nuestro juicio, solución contra la anorexia no pasa tanto por la alimentación forzada como por la aceptación de la paciente para que acepte su materialidad, su feminidad, su cuerpo, sus instintos, su carnalidad. Y para ello es preciso que comprenda que

no es luchando como destruimos lo terreno y material, sino trasmutándolo y viviendo de tal manera que se ponga este al servicio del espíritu

. Dicho en otras palabras: no hay que destruir el cuerpo, simplemente hay que ponerlo al servicio del Alma, (ello no es fácil, pero para eso tenemos cuerpo.)




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