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El reino de los Elementales


¿Existen otros mundos? ¿Existen planos y dimensiones más allá de las que observan nuestros sentidos? ¿Existen las hadas, elfos, gnomos, salamandras, ondinas, tritones, sílfides, devas y todos esos seres que aparecen en los cuentos, en las historias y en la mitología? Responder afirmativamente a esa pregunta antes de hablar de ellos supondría, de entrada, hacer que usted asumiera una creencia que no tiene porqué tener o ser inmediata, de manera que será bueno “defender” un poco su existencia antes de hablar de estos seres.


Pero ante todo hay que hacer una aclaración importante. En nuestro racional mundo occidental tendemos a creer que sólo es real aquello que es comprobable por los sentidos y comprensible por la mente, pero esto NO es así. Pongamos varios ejemplos para dejar claro este punto. Personalmente me encanta el pescado, pero hay uno que dicen es de mucha calidad y carísimo, el rape, que no lo soporto. Cuando me han invitado a comer este pescado y me he negado totalmente a comerlo he oído siempre “¿pero porqué no te gusta?” y es que no hay un porqué racional, pero ...,no lo soporto. O para no poner ejemplos demasiado personales seguramente usted conocerá personas (o quizá le ha pasado a usted mismo) que se han enamorado locamente de alguien que, racionalmente, no le convenía en absoluto. Nadie es capaz de entender las razones de una unión de esa naturaleza, bueno nadie no, quien lo vive si que lo entiende pero no con la mente, no con la razón. Así que por favor que le quede claro que aquello que no es racional no tiene forzosamente que no ser real.


Y hecha esta pequeña aclaración vamos a enumerar hechos que nos pueden hacer pensar en la existencia de seres de estos planos a los que, aunque el nombre no me gusta demasiado pues parece que indica simpleza, se conocen, tradicionalmente, como elementales.


En primer lugar tenemos que historias de hadas, elfos, gnomos y demás se encuentran en todas las culturas y en todas las épocas si bien, naturalmente, reciben distintos nombres según la zona, pero desde la Grecia clásica hasta la India, pasando por las tierras celtas y hasta en las culturas aztecas y mayas se citan esos seres. El poder o la forma que actúan varía en función del mensaje que se quiera transmitir, pero allí donde hay una cultura aparecen representantes de este mundo elemental.


Otro “apoyo” a la existencia de estos seres lo tenemos en la religión. Si, ya se que suena extraño pues los curas son los primeros que negarían la existencia de nuestros amigos, pero si analizamos una oración tan importante para el Catolicismo como es el Credo, veremos que dice:


“Creo en Dios Padre todo poderoso,
creador del Cielo y de la Tierra,
de todo lo visible y lo invisible...”


¿A que se pueden estar refiriendo con eso de “invisible”? ¿No será al reino de los elementales que no se puede ver con la vista?


Pero es más, si tomamos la oración central del Islam, la Sura primera del Coran (que se muestra en ....... ) veremos que nos dice:


“Gloria a Alá Señor de todos los mundos”


Es decir que utiliza una forma plural. En los tiempos en que Mahoma predicó esa fe existían, por supuesto, en Arabia cuentos sobre elementales pero nadie hablaba de ovnis ni nada de eso, de manera que ese plural puede hacer referencia a un mundo oculto y no en otras galaxias sino en nuestro planeta.


Por último hay otro apoyo mas directo y personal. Podría usted creer en las palabras de videntes y similares acerca de la existencia de esos mundos pero claro puede siempre pensar que o le engañan o para usted no vale pues no es usted vidente y no se percibe de eso que le dicen. Sin embargo es muy posible, casi seguro, que alguna vez en algún sitio, usted se haya sentido como si le estuvieran mirando, como si hubiera alguien o algo por allí, una presencia, que no ve pero siente durante algunos segundos. En general esto no se comenta con los demás para que no nos tomen por locos e incluso tendemos a olvidarnos de estas cosas para no pensar nosotros mismos que estamos mal. A veces puede pensarse que se trata de “fantasmas” pero no (de ellos se hablará en otra ocasión) lo que siente en tales ocasiones son elementales.


Puede ser que todo esto no le haya convencido y que la idea de “otros mundos” diferentes al que estamos le parezca imposible. Pues bien, hay un mundo no físico que usted experimenta continuamente. Nos estamos refiriendo a los sueños. Cuando usted sueña, su cuerpo material, sus cinco sentidos, están en la cama pero usted puede estar muy, muy lejos. Puede soñar, por ejemplo que está subiendo una montaña y tendrá sensaciones de fatiga, de angustia, de placer al lograr la meta, de miedo y muchas otras vivirá pero su “yo material” no se ha movido de la cama. Cuando soñamos entramos en uno de esos mundos no físicos, y en consecuencia como el sueño es una vivencia ello implica reconocer la existencia de realidades fuera de la materia. Otra cosa es que no entendamos muy bien como funcionan y ello se debe a que queremos comprender esos mundos desde la razón de nuestro mas cercano mundo material, pero tampoco yo entiendo el ruso y sin embargo se habla. Personalmente me resulta muy cómico las explicaciones de la psiquiatria sobre los sueños, intentar comprender los sueños desde la razón de las teorias psicológicas es algo parecido a intentar saber cuanto mide un litro de leche. Los líquidos se miden en metros cúbicos no en metros lineales, y así cada realidad precisa ser vista desde el punto adecuada.


Ahora se trata de hablar un poco de los Seres que componen este reino de elementales. La idea de clasificar y nombrar es propia de nuestra razón y como estamos entrando en ese otro mundo la razón sirve de poco, y en consecuencia el clasificarlos y nombrarlos es una tarea casi imposible. Las clasificaciones hechas por videntes, Leadbeater entre otros, se hacen agrupándolos en función al elemento al que están más asociados (tierra, fuego, aire, agua) y es la que frecuentemente encontrará en libros. Sin embargo, a mi entender, lo más importante a decir de los diferentes “seres de la naturaleza”, (nombre que me gusta mucho más que el de elementales) es la existencia de muchos diferentes niveles de conciencia. Por conciencia, personalmente, entiendo que es: saber lo que es uno, el poder que tiene y el punto que ocupa dentro del Proceso Divino.


Muchas de estas formas de seres de la naturaleza están asociados a la materia, así nos hablan los videntes del elemental de una roca, de las hadas de una cascada de río, de los enanos y gnomos de las minas y grutas etc. Pero que estén asociados a la materia NO quiere decir que sean esa materia, de la misma manera que usted es mucho más que su cuerpo. El proceso de la muerte, al no tener cuerpo físico, no es como el nuestro, sino que su proceso de cambio se produce al subir de nivel de conciencia, pero como lo logran no es comprensible para los humanos. Posteriormente hablaremos algo más de los seres de la naturaleza típicos: hadas, elfos y demás, pero antes hay que hablar de otros que dependen mucho de nosotros.


La idea de un elemental en una roca, del duende de una montaña, de las hadas del río y todo eso seguro le es familiar aunque solo sea por los cuentos que al respecto ha leído. Pues bien, existen otros elementales, los que tienen el nivel mas reducido de conciencia, que están asociados a otro tipo de materia: a nuestro cuerpo físico. El decir que el nivel de conciencia es bajo no es ningún desprecio, por ejemplo un bebe tiene un nivel de conciencia inferior al de un adulto y nadie se atreverá nunca a faltar a un bebe ¿no? Ya aumentará su conciencia a medida que crezca, pero no hay así nada despectivo al hablar de un bajo nivel de conciencia.


Si ha leído usted el punto referente a los Ángeles verá que allí se explica que es y que hace el llamado “ángel de la guarda” por nosotros, pues bien, de alguna manera, de la misma manera que estamos tutelados los humanos por las Entidades Angélicas, también nosotros tutelamos a otros seres. Esto es importante por lo siguiente: como los elementales de nuestro cuerpo van “insertos” en nuestro cuerpo TODO ataque que hacemos contra nuestro cuerpo supone un ataque contra ellos, contra esos “pequeños” seres de la naturaleza que llevamos en nuestro cuerpo material. Es decir si usted fuma, bebe en demasía, injiere demasiadas grasas, se droga o lo que sea, además de dañarse a usted está dañando a los elementales que tiene. Es algo parecido a si el padre de una familia tiene un coche y no le cambia el aceite; el coche al final fallará, lo cual es malo para ese hombre pues no podrá circular, pero es malo también para toda la familia que no podrá ir, por ejemplo, de vacaciones con el coche.


Hoy en día está muy de moda hablar de libertad, de decir cosas como “con mi cuerpo hago lo que quiero” y todo eso, pero quien abusa de su cuerpo no solo se lastima a el mismo y a su entorno sino a esos seres de los que estamos hablando y que precisan de nosotros para su evolución como nosotros precisamos de los ángeles para la nuestra. Tenga pues en consideración que no tiene “sólo” que cuidar a sus hijos, compañero/a, plantas y animales, sino también a seres etéricos que dependen totalmente de usted.


La siguiente pregunta que uno se formula al hablar de la existencia de seres de la naturaleza es si, de alguna manera, podemos llegar a verlos. En cuanto a nuestros propios elementales la conexión puede producirse, y decimos puede pues no está totalmente esta posibilidad en nuestro albedrío, en el momento del sueño, o más concretamente en el entresueño, en ese momento en que ni podemos decir que estamos totalmente dormidos ni totalmente despiertos. Si en esos pocos segundos de estar en este estado usted ve figuras de seres que en el mundo conciente de las tres dimensiones de la tierra nunca ha visto, tenga por seguro que uno de sus elementales se le está presentando. No espere encontrarse un hada o gnomo como relatan los cuentos, ya que la apariencia con que “decidan” presentarse dependerá en gran manera del trato que usted les dé. Así la forma de manifestarse es distinta para cada persona, si bien reconocer su existencia ayuda a que las maneras de presentarse sean más como uno espera encontrarlas. Otro momento en que pueden aparecer estos seres es en el momento antes de despertar. En esos segundos, en que hace el vago dando vueltas por la cama, si se le aparece figuras extrañas..., es uno de ellos. Como carecen de materia la apariencia depende de como quieran presentarse, pero este “quieran” no depende tanto de su voluntad como de la relación que tengan con usted. A mejor relación más hermosa es la manera de presentarse y viceversa.


Fuera de los elementales personales también existen los seres de la naturaleza digamos más típicos y que han sido el origen de todas las fábulas y cuentos sobre hadas, elfos y gnomos. Uno se plantea entonces si pueden llegar a, de alguna manera, verse y de que manera. Por supuesto que al tratarse de seres de la naturaleza será allí donde más fácilmente podrán encontrarse, aunque esta condición no sea realmente necesaria. Ahora bien, hay que tener en cuenta que “ver” seres de la naturaleza no es como ver conejos. No espere ir por la montaña y con los ojos abiertos ver un enanito corriendo entre las setas, no se presentan así. La forma de presentarse es “no lógica” pero sin forma definida. Por ejemplo cuando camine por el bosque y de repente note como un punto de luz hacia su cara y vea que el cielo está nublado, posiblemente se trata de un elemental que quiere llamarle la atención. Otra forma es notando, en campo abierto, como telarañas en la cara, o viendo reflejos curiosos en las charcas que luego al mirarse de nuevo no están, o notando olores especiales que sólo usted percibe etc. En general todos hemos visto esas cosas, pero la razón, y para que no nos tomen por locos, hace que tendamos a creer que estábamos confundidos al ver ese reflejo o esa figura que un instante antes parecía ser otra cosa. Esta es la forma de “ver” a estos seres.


Pero claro, una cosa es ver y otra comunicarse. Se citan en libros ciertas formas ritualizadas, pero como, personalmente, no creo en los ritos sino en la intención, no lo voy a explicar. Un sistema que puede resultarle útil sería tumbarse e intentar llegar a ese estado de duermevela, entre el sueño y la vigilia, intentando no controlar la mente y dejar que fluyan a ella todo lo que le venga. Las imágenes que nos aparecen en la mente pueden ser confusas, pues debido a que ellos son etéricos y nosotros de naturaleza lógica intentamos encasillar imágenes que no son encasillables. La “comprobación” sobre si la conexión se ha realizado o no es el estado en que nos levantemos. Cuando al incorporarnos al mundo material tengamos la sensación que hemos estado un tiempo indeterminado y sintamos una sensación de paz, de confort, de tranquilidad... entonces es que la conexión ha sido un éxito.


Por otra parte la conexión no tiene porque ocurrir siempre, dependerá de la simbiosis que tengamos con ese lugar concreto, de como tratemos a nuestros elementales y a la naturaleza, de nuestro estado de “pureza” entendida esta como la ausencia de cabreos y odios, y mil cosas más.


En cuanto al mejor momento para que la conexión se produzca se dicen muchas cosas, pero no creo en una norma fija, salvo quizá una: la noche de San Juan, la del solsticio de verano es un día ideal para que se vean y contacten seres de otras dimensiones.


La conexión con esos seres, como ya se ha dicho, nos puede aportar una paz y tranquilidad indescriptibles, y una idea de comunión con la naturaleza como pocas veces hemos tenido. Aquellas personas que nos hablan de la magia del desierto, de las marismas, de las cumbres..., y lo hacen con devoción casi religiosa, en realidad lo que sucede es que su amor por la naturaleza les ha permitido un contacto con ese reino de los elementales que les ha aportado un estado especial.


Otro punto interesante sería el ver como interactúa el mundo material con ese otro mundo, que “poder” tienen” sobre nosotros y si podemos colaborar, pero hablar de ello sería largo y complejo. Bástenos, por ahora, con saber qué son los elementales, que responsabilidad tenemos hacia ellos y que pueden aportarnos a nuestra vida: la conexión con la naturaleza, con la madre tierra.




Que la Fuerza le acompañe,



Juan Pedro


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