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Coronavirus, una explicación más allá de la materia




En el momento de escribir este artículo, Abril 2020, nuestra civilización está atravesando por un momento difícil debido a la existencia del COVID -19 , más conocido por coronavirus. Y debido a la importancia transformadora que está causando y va a causar dicho virus creemos oportuno hacer una reflexión más allá de la ciencia.


Y ante todo tenemos que partir de dos conceptos fundamentales fáciles de entender y aceptar (espero)


En primer lugar que todo aquello que existe en el mundo de la materia tiene una causa. Por ejemplo si veo que las calles están mojadas estoy viendo el efecto que ha producido la causa, la lluvia. Igualmente la lluvia tiene una causa en la condensación del aire que produce las nubes etc. Y a nivel global podemos decir que todo lo que sucede en el mundo material es reflejo, causa, de lo que sucede en el mundo de las emociones, pensamientos y mundo anímico.


Pongamos un ejemplo. Si yo creo que el bolígrafo que tengo sobre mi mesa tiene poder sanador, si lo cree usted, si lo creen millones de personas y si lo creen durante cientos de años generaciones enteras, finalmente tendrá poder sanador. Podemos decir entonces que el pensamiento y las emociones tiene poder creador.


El segundo concepto a entender es qué es un virus. Porque a diferencia de las bacterias un virus NO es un ser vivo.


Mientras que una bacteria puede multiplicarse, esto es reproducirse como hace todo ser vivo, el virus para propagarse precisa infectar a una célula.


Por si este concepto le es extraño uso el copiar y pegar de lo que dice Wikipedia sobre los virus.


En biología, un virus (del latín virus, en griego ἰός «toxina» o «veneno») es un agente infeccioso microscópico acelular que solo puede multiplicarse dentro de las células de otros organismos. Los virus están constituidos, básicamente, por material genético; al infectar una célula, estos genes "obligan" a la célula anfitriona a producir copias del virus..


Vida es aquello que está formado por células, las bacterias por ejemplo tiene célula por lo que son seres vivos. Pero los virus no tienen célula propia, precisan a una y por ello la contaminan hasta la destrucción total de la célula, con lo que se destruyen a ellos mismos. Al no tener célula, y al ser la célula la unidad de vida, se desprende que los virus no son seres vivos.


Volviendo a la primera definición, es decir a la creación de realidad material a partir de pensamientos y emociones explicada con el ejemplo del lápiz sanador, también se puede generar realidad en sentido contrario, es decir a partir de pensamientos y sentimientos de bajo nivel, tales como el miedo, la codicia, el odio, la inseguridad, los celos, la destrucción, el egoísmo, la falta de caridad, la ausencia de amor para todo lo que no sea yo, etc., pueden crear una entidad oscura que en esoterismo se conoce como egregor negativo.


Cuando esta creación del bajo pensamiento humano tiene fuerza suficiente es capaz de “contaminar” una célula y ya tenemos la creación de un virus.


¿Por qué justamente aparece en China y no en Nepal, Bután o Costa Rica? Porque precisamente los ingredientes para la fabricación del egregor que constituye el virus son los generados por el sistema capitalista. Este virus no se ha gestado en pocos meses, lleva siglos alimentándose de la visión capitalista para quien el único amor que cuenta es el de los resultados económicos. La explotación del débil para lograr el máximo beneficio, el interés propio frente a los demás, la destrucción del medio ambiente para maximizar los beneficios etc. son los constituyentes del capitalismo. China es el nuevo centro capitalista de manera que es normal que ahí naciera ese virus. Y Estados Unidos será quienes, de no poner remedio, mas sufrirán las consecuencias, pues su mentalidad capitalista lleva a despreciar al otro si no hay beneficio propio.


¿Por qué se ha extendido tanto y tan rápido este virus? Porque esos valores destructivos que le han dado forma han sido aceptados prácticamente por todo el mundo.


Pero el virus, como en realidad sucede con todo lo que llamamos “mal”, trae sus lecciones y sus consecuencias que precisamos aprender y que como no lo hemos aprendido por las buenas, ahora lo aprenderemos por las malas.


Hay que hacer un inciso. Este virus trae muertes, sí. Pero hay que entender que la finalidad de nuestra estancia en la tierra, es decir nuestra realidad material, está dirigida hacia la muerte, por mal que al cuerpo no le guste. Usted es un Alma que tiene un cuerpo y no un ser con cuerpo y Alma como erróneamente se nos ha explicado. Si usted mira una carretera desde la distancia verá muchos vehículos, pero en realidad en cada vehículo, que desde la lejanía ve como unidad, está un conductor que dirige un coche. Lo importante en realidad es el conductor que dirige y no el coche que obedece. Pues bien, en estos vehículos que circulan por lo que llamamos vida hay "conductores", Almas, que dirigen "coches", es decir cuerpos.


La muerte es una decisión del Alma que considera que el cuerpo ya no le presta servicio para lo que vino a hacer. De esta manera hay que agradecer a todas aquellas Almas que han decidido prescindir de su cuerpo, es decir morir, pues con ello ponen en evidencia, para el mundo material, que lo que geeneró ese virus es un asunto importante y que hay que cambiar. Pero la muerte no es importante para el Alma, es importante para el cuerpo. Así que cuanto más nos identifiquemos con el Alma menos temeremos a la muerte.


Los muertos de este virus son de alguna manera "necesarios" para darnos cuenta que tipo de valores ha generado el virus y que se precisa el cambio, de la misma manera que la muerte de Cristo fue necesaria para su proposito de demostrar que somos seres eternos hijos de Dios.


Es humano llorar a nuestros muertos en estas circunstancias pero son dignos de admiración por el servicio prestado


¿Qué hacer entonces? ¿Qué podemos hacer los ciudadanos normales frente a esta situación?


Uno de los componentes negativos mas efectivos de los egregores es el miedo. Cada vez que aumento el miedo estoy alimentando el egregor, es decir el virus. El miedo es para el virus lo que la gasolina al fuego.Y claro la mente dirá que no tiene miedo pero cuando salgo a la calle con mascarilla y creo que eso me defenderá del virus estoy aceptando que algo poderoso puede conmigo, es decir estoy teniendo miedo que cubro con la falsa idea de protección. Por supuesto cada uno es libre de ponerse mascarilla si así se siente mejor, nada hay reprochable en ello. También es señal de miedo cuando se compra para acumular comida y otros bienes necesarios. Y es miedo lo que siembran los periódicos y noticias televisivas.


¿Cómo protegernos entonces? Con algo que destruye todo egregor negativo, con la FE. Y cuando decimos fe no queremos decir creencia, no se trata de creer en santos, la Virgen María, el Espíritu Santo, Buda o Khrsina, sino afirmar el absoluto convencimiento que somos hijos de Dios y en consecuencia gozamos de su protección.


Si Jesucristo bajase hoy a la tierra ¿Iría por las calles con mascarilla? No. ¿Por qué? Porque sabe que como hijo de Dios, como miembro de la Fuerza Universal, está protegido y que su nivel vibratorio es inalcanzable para un egregor. ¿Qué diferencia hay entre Jesucristo y nosotros? Solo una, que Él está seguro que es hijo de Dios, por eso hacía milagros, y nosotros no, por eso no los hacemos. (véase si le interesa profundizar, la fe que mueve montañas y confianza, más allá de la mente)


Y este es el primer “examen” al que nos pone a prueba el virus es: ¿elijes confianza o miedo?


Aquí la respuesta no es parcial es: o si, o no


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O te identificas como hijo de Dios, de la Fuerza Universal, o crees que la ciencia es la salvación.


Esto no quiere decir que unas personas sean "buenas" y otras "malas", son posicionamientos del ser.

Alejandro Magno o el rey David, por sus actos no se les consideraria precisamente como "buenas personas", pero tenían fe.


La segunda gran lección de este virus es la necesidad de introspección. Para que el virus no se propague en muchos países se obliga al confinamiento, es decir a permanecer en casa. Es la llamada cuarentena. La actividad económica está parada, los coches no circulan, las calles están desiertas.


Pero esto no es un parón anecdótico; esto es la oportunidad para ver dentro de nosotros mismos si lo que estábamos haciendo era realmente lo que queremos o si nos dejamos arrastrar por las corrientes de los tiempos. Aquí el virus nos dice: "como no te paras, como siempre tienes tantas coas a hacer, ahora te paro yo. Para que estes con los tuyos, con tu familia, para que pienses, para que descanses etc y no te preocupes por la economía, la voy a destrozar para que no te inoportune mas.”


Quien no vea este momento de reclusión como un momento para el cambio, estará perdiendo una gran oportunidad.


Pero hay más. Gracias a este virus el aire de las ciudades es más puro que nunca. Ha hecho más este virus por reducir el agujero de la capa de ozono que todas las cumbres políticas del medio ambiente. De nuevo el virus nos dice: “si no cuidas la naturaleza por las buenas, y sigues contaminando sin piedad, haré que la cuides por las malas, parando tu actividad productiva.”


Esto confirma la idea que las fuerzas “luciféricas” en realidad no son más que la otra cara para lograr el bien.


Pero bueno, esta situación, este efecto corona virus, tarde o temprano desaparecerá. Y gracias a la nueva situación creada el mundo cambiará. Tiene que quedar atrás el individualismo de la economía capitalista, la falta de solidaridad, el egoísmo privado y el nacional, porque tal como va a estar la economía después del corona virus, o nos salvamos todos o nos hundimos todos. Lo que el político francés Nicolas Sarkozy dijo de “hay que refundar el capitalismo” y no consiguió (de hecho ni lo intentó) lo va a lograr un virus. Eso sí, un virus que lleva corona.


Continua en enseñanzas del confinamiento


Que la Fuerza nos acompañe,



Juan Pedro



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